Malasia se caracteriza por su multiculturalidad étnica, religiosa y cultural. Las diferentes identidades y nacionalidades que lo habitan le confieren un carácter abierto y generoso a la vez que enriquecen su arquitectura o su deliciosa gastronomía, entre otras facetas. Nos adentramos en un país fascinante... ¡Muchos son los tesoros que ver en Malasia!
Malasia puede parecer un destino a la sombra de otros países del Sudeste Asiático que gozan del turismo como motor de su economía. Hablamos de Tailandia, Vietnam o Filipinas. Malasia distribuye su territorio en dos: el territorio peninsular, que limita al norte con Tailandia y al sur con Singapur; por otra parte, la Malasia Oriental se ubica en la zona norte de la isla de Borneo, limitando al norte con Brunéi y al sur con Indonesia. Su capital es Kuala Lumpur, toda una megalópolis moderna y vanguardista con un skyline definido por rascacielos y las famosas Torres Petronas. Malasia goza de una posición privilegiada y estratégica en el mapa, que, a lo largo de los siglos, ha hecho del comercio internacional uno de los motores de su economía. Tal es la importancia del país en las rutas comerciales que a partir del siglo XVI fue colonizada por pueblos europeos. Durante la segunda guerra mundial, las tropas japonesas invadieron el país, siendo recuperado más tarde por los británicos. Sin embargo, esta fue la chispa para el sentimiento independentista. En 1957 nace el estado independiente llamado Federación Malaya. La diversidad se traduce además de en los idiomas, en las confesiones religiosas, siendo la musulmana la principal y conviviendo con el budismo y el hinduismo. Además de visitar sus templos, museos, parques y manifestaciones de arte urbano en sus edificios, el turismo de Malasia está en gran parte el dedicado al entorno natural. Desde los parques nacionales de Borneo en los que avistar los orangutanes y monos narigudos, a bucear entre tiburones y tortugas. Las maravillas naturales que ver en Malasia son infinitas. ¿Empezamos?