No hay nada como levantarse por la mañana, comprobar que un sol radiante brilla en el horizonte y prepararse para comenzar una actividad divertida y estimulante en plena naturaleza… Seguramente por eso, Estonia es, desde hace un tiempo, el país de moda.
Llama poderosamente la atención la gran cantidad de personas que, cuando se disponen a planear un nuevo viaje, analizan los posibles destinos en busca de actividades deportivas y de aventura para, finalmente, elegir el que les ofrezca el catálogo más amplio. Y es que el turismo activo es una forma de viajar que gana cada vez más adeptos, y que ha favorecido que algunos destinos menores como Estonia se hayan convertido en punteros. A pesar de su reducido tamaño -recordemos que es solo un poco más grande que Extremadura y algo más pequeña que Aragón-, Estonia nos ofrece una gran variedad de paisajes y escenarios en los que vivir una aventura inolvidable. Preciosas costas por las que navegar, pintorescas islas en las que bucear, densos bosques por los que hacer senderismo y bonitos valles por los que dar interminables paseos a lomos de un caballo… Eso sí, no le pidamos a Estonia que nos ofrezca actividades de alta montaña, ya que uno de los más divertidos y entrañables datos acerca de este país es que es prácticamente plano. Su cota más alta se encuentra a solo 318 metros sobre el nivel del mar, así que durante nuestro maravilloso viaje a la más septentrional de las repúblicas bálticas tendremos que olvidarnos por unos días del esquí alpino y de la escalada, y sustituirlos por el esquí de fondo, el senderismo o el golf.