Desde su insólita gastronomía y las peculiaridades de su religión local hasta una serie de lugares que nunca dejan indiferente al viajero: Bali es una provincia asombrosa en todos los sentidos, que merece la pena recorrer con calma y con los deberes bien hechos.
Si queremos hacer un recorrido por la cara más sorprendente y genuina de Bali, no podemos empezar por otro elemento que por la famosísima danza balinesa. Se trata de todo un espectáculo de color, música, expresión y danza que nadie que visite Bali se debería perder. A principios del siglo XV, las culturas balinesa e hindú se unieron, mediante la danza, para defenderse de los espíritus malignos. En la danza balinesa destaca la destreza de los bailarines con sus brazos, piernas, cuello, dedos y por la apertura singular de sus ojos. La danza se basa en la representación de cuentos épicos hindúes, donde los hombres pueden interpretar roles femeninos o demonios, con un vestuario impresionante. Los movimientos de las bailarinas dejan absolutamente impresionados a quienes los contemplan.
Otra de las razones por las que merece la pena visitar Bali, es su exótica y excelente gastronomía, una mezcla de técnicas e influencias de todo el mundo, sobre todo de Malasia, China, el sur de la India y Europa. Los platos balineses siempre se sirven con unas presentaciones exquisitas. En general, las comidas se acompañan de algunos sabores y especias fuertes, (jengibre fresco, sambal, tamarindo, cúrcuma y chiles crudos). También son típicos el ajo, la leche de coco, la pasta de gambas y el azúcar de palma. La base de su cocina es el arroz, la pasta, el marisco, las verduras y la carne de cerdo, pato o pollo. No se deben dejar de probar las frutas autóctonas de la isla. En cuanto a las bebidas, las más típicas son los deliciosos zumos de frutas. El té y el café también son bastante buenos. A quien le guste la cerveza, debe probar la Bintang Bir y la Bali Hai Bir. El vino se vende a precio de oro debido a las astronómicas tasas que Bali paga por el alcohol de importación.