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Ottawa

La capital del país y del arte

Edificios impresionantes, museos, parques y mercados se suceden a lo largo de esta ciudad situada en la costa este de Canadá, entre las provincias de Ontario y Quebec. Es una urbe de tamaño medio, cuenta con algo más de un millón de habitantes pero acoge alguna de las propuestas culturales más interesantes del país.

A mitad del siglo XIX, Ottawa fue nombrada capital del Canadá por la Reina Victoria de Inglaterra. Es, por tanto, la sede de edificios gubernamentales y tiene una gran actividad económica y administrativa. El centro político del país sorprenderá al visitante por su carácter tranquilo y también por su programación de espectáculos, muy variada durante todo el año. El epicentro gubernamental es el Parlamento de Canadá, un edificio de estilo neogótico edificado a mitad del siglo XIX y ubicado en lo alto de la colina Parliament Hill. Ofrece visitas guiadas diarias por sus salones y corredores interiores aunque su exterior no deja indiferentes a los que lo contemplan. Su solemne construcción se remata con una gran torre central de 55 metros de altura que recuerda al Big Ben de Londres. No hay que decir que las vistas desde su punto más alto, al que pueden acceder los visitantes, ofrecen una de las mejores panorámicas de la ciudad. Los más madrugadores podrán disfrutar de su entretenido cambio de guardia. A los pies del Parlamento se encuentra el Canal Rideau, otro de los puntos con más interés de la ciudad. Con 200 kilómetros de largo, divide la ciudad de Ottawa y bordea parques y paseos en los que practicar actividades al aire libre. Durante los meses de verano, su caudal es navegable y ofrece preciosas estampas de la arquitectura de la ciudad. En invierno, en cambio, cuando el río se congela, algunas de sus zonas se convierten en divertidas pistas de patinaje sobre hielo. Tal es la belleza y la singularidad del Canal Rideau que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 2007. Los amantes de las actividades exteriores encontrarán un rincón hecho a medida en el Major’s Hill Park, el más popular de la metrópoli y en el que se programan numerosos eventos culturales, sobre todo durante los meses de verano. Además de poder pasear entre sus jardines, su ubicación privilegiada en la confluencia del río Ottawa y el Canal Rideau, ofrece una vistas espectaculares al Parlamento, la Catedral de Notre-Dame y el Fairmont Chateau Laurier. Y es que la arquitectura es uno de los encantos de la ciudad, el Chateau Laurier es un castillo histórico digno de cualquier cuento de hadas. Hoy funciona como hotel y en él se han alojado celebridades mundiales, artistas, políticos y hasta miembros de la realeza. Los amantes del arte y la historia pasarán unas jornadas excepcionales en Ottawa ya que su oferta de museos es uno de los principales reclamos de la ciudad. Presidiendo la lista de propuestas artísticas, encontramos la National Gallery de Canadá, considerado uno de los museos más importantes de todo el continente americano. Una gran araña en bronce de la artista Louise Bourgeois recibe a los visitantes que quieren adentrarse en el imponente edificio de cristal que acoge la pinacoteca. Su colección incluye piezas de remotos tiempos indígenas del país hasta obras contemporáneas, abarcando los principales nombres de la historia del arte. La urbe acoge, además, otros museos de temática diversa como el Museo Canadiense de la Naturaleza, el Museo de la Historia o el dedicado a la aviación y al espacio. Si nos queda tiempo, podremos visitar el ByWard Market, un animado barrio con multitud de tiendas, bares y restaurantes con comida de cualquier rincón del mundo, destacando su mercadillo callejero en el que podremos encontrar artesanías y productos típicos de la zona.