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Los encantos de Tallin

Una capital llena de atractivos

Aunque la ciudad de Tallin ha ido creciendo y modernizándose con el paso del tiempo, en su interior conserva un precioso y pintoresco centro histórico capaz de hacer las delicias de los viajeros más exigentes.

Tallin, la orgullosa y pintoresca capital de Estonia, es una urbe pequeña pero coqueta en la que conviven perfectamente la parte moderna con la parte antigua de la ciudad. Además, cabe destacar que su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997. Resulta una experiencia inolvidable pasear por las calles adoquinadas de la ciudad antigua para admirar los edificios medievales y góticos de Tallin, coronados por una serie de tejados cónicos y anaranjados, visitar alguna galería de arte o pasar un rato en cualquiera de los numerosos cafés con los que cuenta la capital, todos ellos acogedores y llenos de encanto. Tallin parece sacada de un cuento. Es cierto que lo mejor de la capital es, simplemente, pasear a lo largo de sus murallas, pero también es muy interesante subir a la colina de Toompea, desde donde se tiene una magnífica vista de la ciudad, y conocer sus lugares más emblemáticos, como, por ejemplo, la catedral ortodoxa de Alexander Nevski, el Ayuntamiento, la Iglesia de San Olaf, el Pasaje de Santa Catalina, o la Puerta Viru, entre otros.

Puntos clave de la geografía de la capital estonia

Catedral de Alejandro Nevski

La catedral ortodoxa de Alexander Nevski, frente al Castillo de Toompea, está dedicada al príncipe de Novgorod, Alexander Nevski. Es, sin duda, uno de los templos más atractivos de Tallin y quizás el monumento más representativo de la ciudad. Preciosa, llamativa y original, tanto por su historia como por su decoración. En el exterior, destacan sus maravillosas cúpulas de cebolla y en el interior, llaman la atención los azulejos y los iconos.

Castillo de Toompea

El castillo de Toompea, encaramado en lo alto de una colina, desde donde se podía controlar la ciudad, estaba reservado para los aristócratas y nobles. Se comenzó a construir en 1222 y, más tarde se fue fortificando, amurallando y se le añadieron otras construcciones, como un monasterio. El Castillo tiene varias partes que fueron construidas en distintas épocas y con distintos estilos. Por una parte, están los restos medievales y por otro, la parte moderna, de fachada blanca y rosada, donde tiene su sede el Parlamento de Estonia.

Plaza Raekoja

Raekoja Plats, la plaza del Ayuntamiento, es el centro de la ciudad vieja de Tallin y está rodeada de cantidad de bares, restaurantes y cafés. Es un lugar lleno de edificios realmente pintorescos. Es recomendable visitarla por la noche, ya que, con las luces adquiere una magia especial. En la plaza, además, hay un mercado, donde se pueden encontrar artículos estonios y recuerdos, y en ella se celebran diversos festivales. Es especialmente agradable, en invierno, su mercado navideño.

Iglesia de San Olaf

Lo que más llama la atención de la iglesia de San Olaf, en el centro histórico de Tallin, es la torre de 124 metros acabada en un tejado puntiagudo. La altura original de la torre era de 159 metros, pero varios incendios provocados, en su mayoría por rayos, le fueron restando metros. A pesar de ello, la iglesia siempre podrá presumir de que, entre los años 1549 y 1625, fue el edificio más alto del mundo. El interior, en el que destacan el ábside y las bóvedas góticas, es bastante austero, sin apenas ornamentación.

Torre de la TV

Se trata del edificio más alto del país, desde donde se disfruta de unas increíbles vistas del skyline de la ciudad, además de contar con una exposición interactiva y la posibilidad de grabar un video para enviar a amigos y familiares desde un estudio de televisión. La torre, inaugurada en 1980 para dar cobertura a los Juegos Olímpicos de Moscú, tiene 314 metros de altura y se puede ver en un radio de decenas de kilómetros alrededor de Tallin. En la torre hay un restaurante y una cafetería donde poder almorzar en un marco inigualable.

Museo Marítimo de Estonia

Fundado en 1935, este museo interactivo tiene su sede en la torre “Margarita la gorda”, cuyo nombre se debe a su forma achatada. Está situado junto a una de las puertas de entrada de la ciudad y en él, a lo largo de cuatro plantas y un interior muy cuidado, se expone una magnífica colección que abarca numerosos aspectos de la historia marítima de Estonia, como la construcción de barcos, varias maquetas, instrumentos de navegación y numerosos utensilios y aparejos relacionados con el mar.