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Comer, beber, hablar

¡Buen provecho, querido viajero!

Amantes del buen (y abundante) comer y del buen beber, bienvenidos a Argentina. Vais a viajar por un país apasionado por la buena mesa, donde casi todo se soluciona a manteles, con un café, un mate, un asado, una parrillada o un plato de pasta

Argentina tiene una gran riqueza gastronómica gracias, en buena parte, a las influencias llegadas con la población inmigrante y a la variedad de materias primas que pueden conseguirse en el país. Ahora bien, es sin duda el paraíso de los carnívoros. Ante la duda, un argentino prepara un asado o una barbacoa, así que antes de partir, no es mala idea dejar de comer carne por un tiempo para pillarlo con ganas. La ternera es la gran protagonista de la gastronomía argentina, pero en el sur el cordero y el marisco fresco suben a lo más alto del podio. No hay que olvidar la excelente pasta, consecuencia de la influencia italiana, o la introducción de elementos orientales en las grandes ciudades.

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El ritual del mate y mucho más

No puedes marcharte de Argentina sin probar un mate. Este té paraguayo, y el ritual que acompaña a su preparación, es prácticamente un símbolo nacional por encima de divisiones socioeconómicas. Prueba también el café –ojo, que a los argentinos les gusta fuerte-, la cerveza y por supuesto, el excelente vino, especialmente el de Mendoza.

¿Y para esquiar, cuándo?

Si viajas a Argentina con la intención de disfrutar de los deportes de nieve, ten en cuenta que la temporada de esquí comienza a mediados de junio y termina a mediados de octubre. Los meses de julio y agosto son, sin duda, la temporada alta para este tipo de viajes.

A vueltas con el efectivo

En la frontera debes declarar cualquier cantidad superior a 10000 dólares estadounidenses o moneda equivalente. En todo caso, ten en cuenta que la legislación puede cambiar y recuerda que casi todas las localidades tienen cajeros automáticos, aunque en algunos lugares la disponibilidad de fondos no siempre está garantizada.

Atento a la pronunciación

Entenderás perfectamente a los argentinos hablar, pero enseguida notarás las peculiaridades de su español. Su acento, cierta pomposidad y el típico voseo, es decir, usar el vos en vez del tú, lo que también modifica el tiempo verbal. Por ejemplo, “vos podés” en vez de “tú puedes”.