Chiclayo es la cuarta ciudad más importante del Perú y una de las últimas en ser colonizadas. De hecho, los españoles no la fundaron hasta 1720. Esto le confiere un carácter distinto ya que la ciudad ha tenido otro tipo de evolución. Eso sí, la civilización prehispánica tiene un peso importantísimo gracias a las ruinas del norte de Wari, restos de una ciudad del Imperio Wari. Uno de sus legados es el legendario Señor de Sipán.

En Chiclayo podemos contemplar la bandera de Perú formada por chorros de agua y en plena calle. En pleno centro está el Parque Principal que cuenta con una pileta de tres válvulas de agua que dan origen a tres chorros que forman la bandera de Perú. Los planos de la bella catedral de la ciudad, en pleno Parque Principal, y de estilo neoclásico, también se le atribuyen a Gustavo Eiffel, aunque realmente hay dudas de que el francés proyectara obras en Perú. Sea como sea, estamos delante de una bella construcción relativamente reciente, ya que data de 1869. Desde el Parque Principal podemos enfilar hacia la calle San José hasta llegar a otro punto de interés: el Palacio Municipal. De construcción muy elegante tuvo que ser totalmente restaurando tras ser devorado por un pavoroso incendio. El norte de Perú, con ciudades como ésta, constituye un paraíso para los visitantes gourmet, que encuentran en la gastronomía local un motivo prioritario para el disfrute. Entre los manjares locales más conocidos están, además del ceviche, el arroz con pato, el cabrito a la chiclayana con loche (un vegetal que ya se utilizaba hace tres mil años en este valle), pellejito de cerdo en zarza, chicarrón de pescado y filetes.