La historia de Mauricio habla de conquistadores y navegantes que pasaron por ella y, algunos, incluso la convirtieron en su hogar. Portugueses, holandeses, franceses, ingleses… Una amalgama europea que se fundió con esclavos y mano de obra llegada –y traída por la fuerza-, de África y Asia.
Es por esto que, más allá de sus inolvidables playas y bahías, su exótica vegetación, su fauna con su dodo extinto, su barrera coralina o sus preciosas lagunas, se encuentra el afectuoso carácter de un pueblo caracterizado por su sonrisa sincera. Deja que los locales te abran la puerta de su hogar y comparte con ellos algunas de sus tradiciones.
En Mauricio se respira calma y sosiego. En parte, por el respeto que sus habitantes profesan a su entorno. Son conscientes del tesoro que se encuentra flanqueado por la barrera coralina que protege la isla. ¡Disfruta del carácter calmado de la isla y deja el estrés en casa!
La mayoría de la población es hindú, por lo que encontrarás templos por todos los rincones de la isla. Pero tampoco es extraño escuchar el repicar de las campanas llamando a misa, ya que el catolicismo es la segunda religión más popular. Musulmanes y budistas también tienen su espacio en la isla.
Y aquí ¿que se habla? Casi de todo y con un genuino acento: el inglés, el francés y el criollo son los oficiales. Pero también es habitual escuchar hindi, urdu, tegulu o maratí de la India y junto con otros dialectos de China.