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La Costa Dálmata

Toda la belleza del Mediterráneo

Entre Dubrovnik y Trogir se extienden algo menos de 300 kilómetros de costa, concretamente los de Dalmacia. Recorrer esa distancia en coche y detenerse de vez en cuando a contemplar el paisaje, a pasear por alguna de sus pintorescas poblaciones o a disfrutar del entorno y de la gastronomía local es una experiencia que atrae cada vez a más viajeros.

Los museos, la arquitectura y el patrimonio histórico de Croacia son motivos de peso para visitar el país, pero no nos engañemos: la mayoría de los viajeros que eligen este destino como escenario de una experiencia inolvidable lo hacen por una razón bien diferente. Su costa, preciosa, bien cuidada, animada y siempre en calma, atrae cada vez a más personas al territorio croata. Para ser más exactos, es la de Dalmacia la que ocupa la mayor parte de la línea de costas de Croacia. Se trata de aproximadamente tres centenares de kilómetros repletos de playas de escándalo, ciudades maravillosas, pequeños pueblos llenos de encanto y rincones en los que vivir experiencias irrepetibles.

Como lo más habitual es volar desde España a Dubrovnik o a Split -las dos ciudades croatas más importantes después de Zagreb, la capital- se puede hacer la ruta por la Costa Dálmata de norte a sur o de sur a norte. Pero el sentido en que hagamos el recorrido es lo de menos… Lo importante es la increíble colección de maravillas que tendremos la oportunidad de contemplar durante el viaje: el precioso casco histórico de Cavtat, las aguas de color turquesa del Mar Adriático a lo largo de toda la ruta, las murallas de Ston, los campos de cultivo del Delta del Neretva, el encanto de las pequeñas poblaciones costeras como Gradac o Makarska, las paradisiacas islas que se encuentran frente a la costa y, por supuesto, los núcleos urbanos de Split y Dubrovnik, dos enclaves únicos de la geografía croata.

Es importante recordar que, si hacemos la ruta por la Costa Dálmata por nuestra cuenta, tendremos que atravesar el territorio bosnio, ya que, entre el sur de Kamenice y el norte de Neum, la carretera abandona el suelo croata y pasa durante unos kilómetros por Bosnia Herzegovina. Esto no constituye ningún inconveniente, siempre y cuando llevemos encima nuestra documentación y tengamos un poco de paciencia por si hay cola en la frontera.

Puntos clave de la Costa Dálmata

Casco Antiguo de Cavtat

Cavtat, fundada por los griegos como Epidauro, es una de las ciudades más bellas de Croacia. En su casco antiguo, se conservan algunos mosaicos, partes de edificios, e incluso algunas calles de la ciudad antigua. Por una vieja escalera, se puede subir a la colina, en la que, según la leyenda, estuvo el templo de Asclepio y el Foro de Augusto. En el casco antiguo podemos encontrar monumentos como el Monasterio franciscano con la Iglesia de San Blas (1483), el cementerio, en un enclave impresionante y la Iglesia de San Nicolás, con obras de Vlaho Bukovac, cuya casa museo está en la calle Bukovceva.

Dubrovnik y sus murallas

Las murallas de Dubrovnik son, posiblemente, el mayor atractivo turístico de la ciudad. Se trata de un imponente sistema de defensa, formado por dieciséis bastiones, cinco fortalezas y ciento veinte cañones. Dar un paseo por estas murallas, disfrutando, por un lado, de las vistas de los tejados anaranjados de la ciudad y del mar Adriático, y por otra sintiendo la historia que nos transmiten las viejas piedras, es una obligación y una verdadera delicia.

El camino hacia Split

A lo largo de varios cientos de kilómetros de la Costa Dálmata, en el tramo que va desde Dubrovnik hasta Split, se extiende un terreno espectacular, de una belleza natural increíble y salpicado de pequeños pueblos y ciudades de lo más encantador. Por ejemplo, las murallas de Ston, de las que se dice que son las segundas más largas del mundo; la pintoresca población de Gradac; las fértiles tierras del Delta del río Neretva, o las calles de Makarska, una de las localidades más turísticas de la zona.

Islas Pakleni

Frente a la Isla de Hvar se encuentra el archipiélago de las Pakleni. Los griegos las llamaron así por la paklina, una especie de resina natural para barnizar los cascos de los barcos. También se las llama “Islas Diabólicas”, al parecer por su forma, que recuerda al tridente del diablo. La isla más cercana a la costa es Sv. Jerolim, conocida por su playa nudista. Junto a esta isla, se encuentra la de Marinkovac, también nudista. Otras islas del archipiélago son: Planikovac y Borovac y San Clemente, la mayor y más conocida de las Pakleni.