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Un rincón encantado

Un lugar sacado de un cuento de hadas

Cuando pensamos en Quedlinburg es imposible que no se nos venga a la cabeza sus casas de vigas entramadas que parecen sacadas de un cuento de hadas y es que, aunque quizá no sea un destino turístico típico, este pueblo alemán resulta siempre sorprendente para grandes y pequeños.

Con la técnica de construcción típica alemana, las vigas de madera entramadas, el centro de la localidad se compone de una colección de cientos de casas construidas a lo largo de seis siglos. Todo un laberinto conectado por calles adoquinadas en las que podremos tener tranquilos paseos, conversar con nuestros acompañantes o con autóctonos y disfrutar de la gastronomía alemana.

Tras conocer su colegiada y caminar por su casco antiguo, que se mantiene intacto desde la época de la Edad Media o tras pasear por la Plaza del Mercado, visitar el ayuntamiento de estilo barroco o adentrarnos en el castillo, que actualmente hace las veces de museo te darás cuenta que a Quedlinburg siempre merece la pena ir… y volver.