Cancún enamora al viajero por sus eternas playas de fina arena bañadas por un mar de aguas turquesas. Pero es que, además, este paraíso es uno de los rincones más animados del Caribe. Al caer el sol, este antiguo pueblo de pescadores se transforma en un santuario de música y diversión. Prepárate para disfrutar hasta que el cuerpo aguante.
Al atardecer, cuando el sol se esconde en el horizonte es el momento de colgar el bañador y empezar a disfrutar de la otra cara del Caribe. La noche empieza pronto y el abanico de opciones es muy amplio, desde discotecas a pie de playa, espectáculos tematizados, bares de todo tipo, música en vivo, restaurantes para los paladares más sofisticados y hasta puestos de comida callejera. Un gran abanico de opciones se despliega a cada paso donde el ritmo y el sabor van siempre de la mano.
Para los que, además de la música a raudales y la buena cocina, disfrutan revoloteando entre escaparates y mercadillos, Cancún también cuenta con un buen puñado de opciones para no volver con las manos vacías.