Pocos países pueden presumir de contar con una nómina de ciudades monumentales e históricas tan amplia como Italia. La eternidad de Roma, la elegancia de Milán, la extrema belleza de Florencia o el romanticismo de Venecia y Verona son sólo algunos ejemplos de lo que te vas a encontrar en tu recorrido por la Península Itálica.
Dicen que Roma es la Ciudad Eterna. Compruébalo tú mismo escuchando historias de gladiadores y fieras peleando sobre la arena del Coliseo, admirando la grandeza de la plaza y la basílica de San Pedro, recorriendo los Museos Vaticanos hasta quedarte con la boca abierta en la Capilla Sixtina o contemplando la impresionante mezcla de estilos en la Basílica de Santa María la Mayor.
En Florencia, vas a comprender por qué el síndrome de Stendhal, provocado por la extrema belleza, tuvo su origen en la ciudad donde Brunelleschi creó una cúpula excepcional en la preciosa catedral. Haz una ruta de ensueño visitando la iglesia de la Santa Croce y la basílica de Santa Maria Novella, fotografiando la Piedad de Miguel Ángel o disfrutando de las vistas desde la Piazzale Michelangelo. Y desde allí, acércate a Pisa para darte una vuelta por la plaza de los Milagros donde se encuentra, entre otros monumentos, la famosa Torre Inclinada.
Ábrete al romanticismo con una parada en dos ciudades hechas para el amor: Venecia y Verona. Surca los canales de la capital del Veneto subido en una góndola, cruza el Puente de Rialto y admira la grandeza de la Plaza de San Marcos. Y en la ciudad de Romeo y Julieta, sigue la senda que marca la obra de Shakespeare visitando los palacios de los Capuleto y los Montesco.
Completa tu viaje con una jornada de shopping. Milán, la capital de la moda, te espera con el archiconocido Teatro alla Scala, uno de los teatros más famosos de la ópera mundial. Pasea entre tiendas de moda y fotografía la impresionante catedral.