En Arendal, el agua es protagonista, pero de una forma muy diferente a otros pueblos noruegos. Esta ciudad, una de las más grandes de la costa sur, es famosa por sus canales, que le dan un aire especial. De hecho, la localidad se levantó sobre siete islas y siempre ha estado muy vinculada a la navegación. Arendal es, además, un lugar perfecto para disfrutar de animados bares y restaurantes junto al mar.
Alesund, por su parte, compite en belleza con Bergen y no es una exageración. Lo que pasa es que esta localidad es más pequeña y menos turística. Buena parte del encanto de la ciudad parte de una desgracia: un devastador incendio a principios del siglo XX la arrasó casi completamente y en la reconstrucción se siguió el estilo de moda en Europa en ese momento, el art nouveau, lo que le regala un carácter muy especial. El sello de Flam viene marcado por dos elementos. El primero, es estrictamente natural: altas montañas, cascadas y angostos valles otorgan al visitante unos paisajes sublimes. El segundo, tiene el sello del hombre, porque esta localidad da nombre a uno de los trenes más empinados del mundo. ¡Es una obra maestra de la ingeniería! El recorrido es espectacular en todos sus puntos. ¡Prepárate para sorprenderte! Para concluir el recorrido con más carácter por las localidades de Noruega, debes acercarte al Círculo Polar Ártico. A tan solo 400 kilómetros se sitúa Tromso, una ciudad con mucho que ver. Si viajas en verano, nunca te va a faltar plan, porque como no se pone el sol a ninguna hora, siempre hay algo que hacer. Además, la elevada población universitaria multiplica el número de bares y restaurantes hasta conseguir una cantidad per cápita superior a cualquier otra ciudad de Noruega.