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Estrasburgo

Alsacia, tierra de gastronomía

Tiene un amplio centro peatonal con numerosos parques, zonas verdes y comercios. Estrasburgo es auténtica, moderna y cosmopolita y además destaca por ser uno de los pilares de la gastronomía francesa. Un buen ejemplo son los winstubs, unas tabernas pequeñas de vino típicas de la región de Alsacia donde se preparan y se degustan una gran cantidad de platos y vinos tradicionales de la zona. Aquí comer es un arte más, pues Estrasburgo posee una gran cantidad de productos de alta calidad. ¿Algunos de ellos? Sin ir más lejos: el Foie gras y la choucroute. Pero también es suyo el baeckeoffe (una mezcla de buey, oveja y cerdo marinado en vino blanco y cocinado con patatas y cebollas) o la tarte flambée; el queso de munster de pasta blanda o la tradicional repostería alsaciana: el bretzel o el kougelhopf. Cabe destacar que Alsacia es considerada como zona vitícola por excelencia, sobre todo con la variedad de uva Riesling, pero además es una gran productora de cerveza.

Cuando tengamos la barriga llena será un buen momento para iniciar una visita. En Estrasburgo es obligado conocer la catedral de Notre Dame, una maravilla del gótico de la que destacan su reloj astronómico y una terraza panorámica a la que es recomendable subir (está situada a 66 metros) para ver los tejados de la ciudad. Por otra parte, el barrio de la Petite France con grandes casas de madera que datan de los siglos XVI y XVII, atravesado por canales y esclusas y con magníficas casas con entramados de madera, también es parada obligada. El barrio se llamó así porque era el lugar donde se situaba el hospital en el que trataban a los enfermos de sífilis, que entonces se conocía como el mal francés. La visita a Estrasburgo debe pasar por la Plaza de la república y sus majestuosos monumentos; el Barrio de las Instituciones europeas; el Palacio Rohan o el parque de l’Orangerie, de naturaleza romántica.