Iquitos de día y de noche. El caos hace de Iquitos un lugar especialmente atractivo en el que el agua es protagonista por el puerto en el que confluyen ríos como el Nanay o el Amazonas; tan protagonista que no es raro ver subir río arriba tiburones o delfines.

Los distintos y muy variados estilos de las viviendas en las que residen los habitantes de Iquitos pueden ser un buen motivo para dar un largo paseo por la ciudad y sus alrededores. En las riberas junto al Amazonas aún pueden contemplarse pequeñas chozas de caña y paja, instaladas sobre el agua, en el barrio de Belén ya vemos vigas cubiertas con brea para que duren más, y largas avenidas con las viviendas unidas o por muros laterales o por paredes traseras. Los grandes centros de atención turística son plenamente coincidentes entre todos los que visitan Iquitos:, es imprescindible un día de shopping en la Cuadra del Jirón Próspero de grandes avenidas, no hay que dejar de fotografiar la curiosa Casa de Fierro el diseño de la cual se le atribuye a Gustave Eiffel, aunque no se tienen pruebas concluyentes de ello, y por supuesto la contemplación de día o de noche de la majestuosa Plaza de Armas de Iquitos desde la que se puede visualizar la fachada principal de la Catedral. De Iquitos merece la pena hacer un capítulo aparte para su bulliciosa vida nocturna. Junto a la arena blanca, entre mayo y septiembre, hay vida nocturna amazónica y de alta calidad. Muchos clubs y restaurantes amenizan una larga velada. No hay turista que no acabe una noche bailando en el Noa, el club más antiguo y carismático de la ciudad. Pero hay muchos más clubs para salir a bailar y divertirse entre los que destacan algunos de ambiente LGTBI. Las raíces amazónicas están muy presentes también en la gastronomía local. Muy recomendable es el uso del misto, un aderezo que aparece comúnmente en los platos. En Iquitos se puede comer tanto pescado ahumado como carne de animales de monte.