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El sabor de una gastronomía inigualable

Homenaje a los sentidos

La gastronomía china rinde tributo a todo tipo de alimentos, tierra, mar y aire, con bases como los ‘cai’ (verduras cocinadas y acompañamiento de cereales) y los ‘fan’ (los propios cereales). Una cocina repleta de simbolismo en la que se miman los alimentos ‘yin’ (femeninos, frescos como frutas y verduras) y los ‘yang’ (masculinos, como los fritos). Entre unos y otros elementos, los platos chinos constituyen una de las razones para convertir en inolvidable la visita a tierras chinas.

Un prodigio de equilibrios entre los cinco sabores (dulce, salado, amargo, ácido y picante), con el arroz como base o acompañamiento de muchos platos, sobre todo en el sur del país, y los contrastes entre dulce y salado a lo largo de la comida (no hay postres como tales y la fruta suele acompañar a algunos platos). En todo caso, un excepcional desfile de propuestas gastronómicas, con un especial cuidado en la presentación de los platos.

Un país tan grande que podría ser un continente abarca todo tipo de cocinas y cocinados, pero, en todo caso, todos juntos contribuyen a cimentar una de las gastronomías más ricas en todo el mundo. La cantonesa, la mandarina, la del norte, la de Shanghai… son solo algunas de las concepciones culinarias que honran la mesa y que han traspasado las fronteras chinas para sorprender al mundo con su despliegue de sabores. Preparaciones icónicas como el pato laqueado pekinés, la sopa de wonton o el chop suey, en restaurantes caseros o en locales más sofisticados, sorprenden al visitante con sabores muy especiales, propios de una gastronomía impregnada de la vida y las tradiciones chinas, en la que cada plato viene acompañado por una guarnición de simbolismo y tradición y en la que lugares de cosecha como los campos de arroz La Columna del Dragón, en Longji, se han convertido en destino turístico por su belleza.

Sabores ya universales

Entrantes: comienza lo bueno

Los ‘dim sum’ (‘tocar el corazón’), aperitivos originarios de la cocina cantonesa, han ampliado su concepto a la cocina oriental como prolegómenos de los platos que irán llegando a la mesa, al igual que las ‘gyozas’ (empanadillas de masa fina). En esencia, son piezas de masa cocinada al vapor que suele estar rellena de carne de cerdo, ternera y gambas, con un especial cuidado de texturas y sabores que dejan al paladar perfectamente preparado para lo que vendrá después.

Delicias orientales

El pato laqueado a la pekinesa (con una variante a la cantonesa) es uno de los platos más populares de la gastronomía china: tierno por dentro, crujiente por fuera, es todo un manjar. Otra preparación popular de ave, y ejemplo del gusto oriental por la especias y condimentos, es el Pollo Gong Bao o Kung Pao, originario de Sichuan, marinado con guindillas y pimienta… Ojo con el paladar.

Culto a la sopa

Desde el mismo desayuno, con la sopa de arroz, la gastronomía china reserva todo tipo de gratas sorpresas gracias a las sopas, como la popular sopa de wanton o wonton, consistente en pasta (como los raviolis) rellena con carne picada de cerdo o gambas y con cebolla, jengibre, soja, etc. El simbolismo de la cocina en tierras asiáticas hace que este plato se identifique con ‘tragarse las nubes’, por la forma del alimento principal. Y sin olvidar la sopa de aleta de tiburón, considerada una demostración de distinción social.

Todo un mundo de platos

Las preparaciones de arroz; los omnipresentes fideos (los ‘noodles’, preparados, por ejemplo, con salsa de ostras o de soja; el chop suey (creado en el siglo XIX, pero muy popular) que alterna carnes con verduras en un wok, las especias, la soja, el aceite de sésamo, el bambú, los distintos mariscos, los dulces de Año Nuevo (como el pastel al vapor o las bolas de semilla de sésamo)… la gastronomía china sale al encuentro del habitante y del visitante para convertir cada comida en especial.