La gastronomía china rinde tributo a todo tipo de alimentos, tierra, mar y aire, con bases como los ‘cai’ (verduras cocinadas y acompañamiento de cereales) y los ‘fan’ (los propios cereales). Una cocina repleta de simbolismo en la que se miman los alimentos ‘yin’ (femeninos, frescos como frutas y verduras) y los ‘yang’ (masculinos, como los fritos). Entre unos y otros elementos, los platos chinos constituyen una de las razones para convertir en inolvidable la visita a tierras chinas.
Un prodigio de equilibrios entre los cinco sabores (dulce, salado, amargo, ácido y picante), con el arroz como base o acompañamiento de muchos platos, sobre todo en el sur del país, y los contrastes entre dulce y salado a lo largo de la comida (no hay postres como tales y la fruta suele acompañar a algunos platos). En todo caso, un excepcional desfile de propuestas gastronómicas, con un especial cuidado en la presentación de los platos.
Un país tan grande que podría ser un continente abarca todo tipo de cocinas y cocinados, pero, en todo caso, todos juntos contribuyen a cimentar una de las gastronomías más ricas en todo el mundo. La cantonesa, la mandarina, la del norte, la de Shanghai… son solo algunas de las concepciones culinarias que honran la mesa y que han traspasado las fronteras chinas para sorprender al mundo con su despliegue de sabores. Preparaciones icónicas como el pato laqueado pekinés, la sopa de wonton o el chop suey, en restaurantes caseros o en locales más sofisticados, sorprenden al visitante con sabores muy especiales, propios de una gastronomía impregnada de la vida y las tradiciones chinas, en la que cada plato viene acompañado por una guarnición de simbolismo y tradición y en la que lugares de cosecha como los campos de arroz La Columna del Dragón, en Longji, se han convertido en destino turístico por su belleza.