Ayuda Ayuda
Menú Menú

La elegancia de San Petersburgo

Una ciudad para enamorarse

Conocida como Petrogrado y Leningrado en el pasado, San Petersburgo es mucho más que la segunda ciudad más grande de Rusia. Muchísimo más. Desde el celebérrimo Museo Hermitage hasta la Fortaleza de San Pedro y San Pablo, las maravillas de esta ciudad se cuentan por cientos.

San Petersburgo, conocida como la “Venecia del Norte”, tiene más de 400 puentes que atraviesan sus numerosos canales. Es la segunda ciudad más poblada de la Federación Rusa y una de las más grandes de Europa. La ciudad, que también se ha llamado Petrogrado y Leningrado. fue fundada por el zar Pedro el Grande en 1703 con la intención de convertirla en la "ventana de Rusia hacia el mundo occidental". El centro de la ciudad y otros monumentos de sus alrededores son Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1990. La ciudad se sitúa en la bahía del rio Nevá, en el golfo de Finlandia y tiene un vasto patrimonio artístico. Alberga más de 200 museos, tales como el Museo del Hermitage, La Kunstkamera, creada en 1714 por Pedro el Grande y el Museo Ruso. También se han convertido en museos públicos los apartamentos de petersburgueses famosos como Alexander Pushkin, Fiódor Dostoievski, Nikolai Rimsky-Korsakov, Feodor Chaliapin, Alexander Blok, o Vladimir Nabokov. La arquitectura histórica en San Petersburgo está integrada, principalmente, por edificios de estilo barroco y neoclásico de los siglos XVIII y XIX. Muchos han resistido bien el paso del tiempo, pero otros fueron destruidos durante los vaivenes políticos, revolucionarios y bélicos del siglo XX. Algunos de los monumentos más notables de la ciudad son: El conjunto de la fortaleza de San Pedro y San Pablo, el Edificio del Almirantazgo, el Palacio de Invierno que alberga el Museo del Hermitage, el palacio de Mármol, la Catedral de Nuestra Señora de Kazán, la Catedral de San Isaac, la Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada y el famoso Teatro Mariinsky. La zona sur de la ciudad alberga antiguas residencias imperiales, como Peterhof, Tsárskoye Seló, con el barroco palacio de Catalina y el neoclásico palacio de Alejandro. No obstante, para captar el pulso de San Petersburgo es necesario pasear por Nevsky Prospekt, la avenida principal de la ciudad.

Enclaves destacados de San Petersburgo

Palacio de Peterhof

El palacio de Peterhof y su parque se encuentran a unos 29 km de San Petersburgo, y su visita es una excursión muy recomendable. El conjunto ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, con la denominación «Centro histórico de San Petersburgo y conjuntos monumentales anexos». El núcleo principal del conjunto es el Palacio Grande, de estilo barroco y en él destacan sus parques y fuentes. Hasta la Revolución de octubre de 1917, Peterhof fue residencia de los zares.

Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada.

La Iglesia del Salvador sobre la Sangre Derramada o Iglesia de la Resurrección de Cristo está construida sobre el lugar donde el zar Alejandro II de Rusia fue asesinado, víctima de un atentado en 1881. Durante la Segunda Guerra Mundial, una bomba cayó encima de la cúpula más alta de la iglesia. La bomba no explotó y estuvo dentro de la cúpula, sin que nadie fuese consciente de ello, durante 19 años. En la actualidad, la Iglesia es un museo estatal.

Catedral de Nuestra Señora de Kazán

La Catedral de Nuestra Señora de Kazán, consagrada a la Virgen de Kazán, es la principal catedral de San Petersburgo y alberga el Icono de Nuestra Señora de Kazán, probablemente el icono más venerado de Rusia. El templo fue construido entre 1801 y 1811 y es notable, sobre todo, por su gran columnata de 96 columnas. El templo tiene planta de cruz latina y sigue el modelo de la Basílica de San Pedro en Roma. Es una de las cumbres de la arquitectura neoclásica y un ejemplo brillante de la síntesis de las artes.

Crucero Aurora

El Aurora es un crucero ruso, actualmente conservado como buque museo en San Petersburgo. A finales de 1916, el barco estaba en Petrogrado para reparaciones mayores; En aquella época, la ciudad era un perfecto caldo de cultivo revolucionario y parte de su tripulación se unió a los bolcheviques, creándose en el buque un comité revolucionario. El barco se negó a obedecer la orden de hacerse a la mar y este fue el punto de partida de la revolución de octubre. Un disparo del cañón de popa fue la señal para el inicio del asalto al Palacio de Invierno, en el que participó su tripulación.