Ni sus aguas son tan frías como piensas, ni sus costas son tan escarpadas. El Báltico sorprende siempre al viajero porque resulta mucho más amable de lo que imaginaba. Bonitas playas de arena fina, olas suaves y una temperatura ideal para darse un refrescante e inolvidable baño.
Las aguas del mar Báltico cuentan con una serie de características que lo hacen único y que, durante siglos, lo han convertido en el centro de la vida de muchas civilizaciones, llenándolas de historia. Este mar baña las costas de nueve países de Europa: Suecia, Finlandia, Rusia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Alemania y Dinamarca. De aguas cristalinas, más cálidas de lo que se podría esperar y rodeadas de un paisaje natural impresionante de dunas de arena dorada y pinares, el mar Báltico cuenta con playas de gran calidad que ostentan la prestigiosa bandera azul. Por lo tanto, no sorprende a nadie que muchos complejos y balnearios hayan surgido alrededor de este sensacional entorno, pero siempre respetando el turismo sostenible. Aun así, muchos destinos del mar Báltico, de unas puestas de sol verdaderamente hermosas, pasan desapercibidos para la mayoría de los turistas. Algo que llama la atención es que las aguas del Báltico no están casi saladas, ya que su nivel de salinidad es del 6‰, cuando la media del océano es, aproximadamente, del 35‰. Esto se debe a la gran cantidad de ríos que desembocan en este mar que, sumado con las numerosas lluvias, hacen de su costa un ecosistema semidulce único.