Algunos de los templos más sobrecogedores de todo el continente asiático se encuentran en Sri Lanka, y no es de extrañar, ya que el fervor religioso de sus habitantes alcanza niveles asombrosos. El budismo impregna cada ciudad, cada pueblo y cada rincón del país, y regala al visitante estampas increíbles.
La historia de Sri Lanka se remonta a varios siglos antes del comienzo de nuestra era, y resulta llamativo que todas las narraciones relacionadas con el nacimiento de la nación estén inseparablemente unidas a la mitología propia del Budismo. Muchas ciudades se asientan en el lugar donde Buda llevó a cabo alguna acción, o recibió la iluminación, o derramó una lágrima. Esto nos da una idea de la enorme importancia que tiene la religión para los habitantes de la isla.
A lo largo y ancho del territorio esrilanqués podemos encontrar templos de gran belleza, decorados exquisitamente con esculturas de Buda, o custodiados por gigantescas estatuas de este. Concretamente, existen tres enclaves especialmente importantes para la cultura, la religión y la sociedad. Se trata de Anuradhapura, Sigiriya y Polonnaruwa, los tres vértices del llamado “Triángulo histórico-cultural de Sri Lanka”. Hay muchos más lugares en los que disfrutar del patrimonio nacional, pero sin duda estos tres son, junto con el Templo del diente de Buda, los más relevantes por su antigüedad, su valor arqueológico y su importancia religiosa.