¿Por dónde empezar entre tanta cueva? Una buena opción es acercarse hasta Devetaki para adentrarte en la cueva Devetashka, situada a dos kilómetros del pueblo y a 18 de la pintoresca localidad de Lovech. Los estudios han certificado que estuvo habitada desde hace la friolera de 70.000 años y, de hecho, cuenta con un excelente yacimiento de restos del Neolítico.
Los estudios han certificado que estuvo habitada desde hace la friolera de 70.000 años y, de hecho, cuenta con un excelente yacimiento de restos del Neolítico. Entre todas las cuevas de Bulgaria, la que probablemente tenga mejores accesos es la de Prohodna, a dos kilómetros del pueblo de Karlukovo. Seguro que te llama la atención por los ojos de luz que te vigilan. Les han llegado a llamar los ojos de Dios o del diablo. En realidad son oknas, unas aberturas naturales que hay en el techo con forma ovalada que crean un ambiente único dentro de la cueva.
Si además de parajes naturales buscas alguna experiencia cultural, acércate hasta Rabisha. A las afueras de este pequeño pueblo encontrarás la cueva de la Magura, una de las más espectaculares de Bulgaria. Un descenso precioso de dos kilómetros entre bonitas formaciones naturales rubricado con unas espléndidas galerías plagadas de pinturas rupestres talladas y decoradas con excrementos de murciélagos que datan de diversas etapas prehistóricas. Otra excelente opción para conocer la riqueza subterránea de Bulgaria es la cueva Bacho Kiro, situada cerca de la ciudad de Dryanovo. Fue la primera que se urbanizó para su visita en todo el país –en 1937- y recibe el nombre de uno de los revolucionarios búlgaros que participaron en el levantamiento de abril de 1876 contra la dominación otomana. En Bacho Kiro te moverás por un laberinto de galerías y senderos bajo tierra: la ruta guiada habitual es de unos 30 minutos y, si hay un grupo de más de 15 personas, podrás hacer la larga, que dura algo más de una hora.