Grecia es Atenas y Salónica, Patras y Esparta, Tesalia, Macedonia y Tracia, los monasterios del Monte Athos y Micenas, pero también lo son sus islas. Aunque Grecia es un paraíso para los amantes de la historia y la arquitectura, también lo es para quienes buscan islas apartadas de todo y en las que los escasos habitantes, tienen pequeñas casas de campo junto a aguas que parecen de otro mundo.
Las islas griegas están agrupadas en una serie de archipiélagos: las Cícladas, el Dodecaneso, las Jónicas, las Espóradas, las Islas del Norte del Egeo y las del Golfo Sarónico. Constituyen uno de los tesoros más espectaculares de Grecia y, aunque existen más de 2.000 islas, solo unas 200 están habitadas. Eso sí, aportan casi un millón y medio de personas a la población total de este magnífico país. Una de las características más destacadas de las islas griegas es que son tremendamente dispares: desde las que tienen una componente salvaje hasta las que tienen algunas de las playas más bonitas del mundo; desde las que cuentan una historia a través de sus monumentos en ruinas a otras cuyo mayor encanto es esconder acogedores pueblecitos por los que perderse. En las islas griegas, el arte y la cultura se mezclan con un increíble paisaje de aguas cristalinas y unos azules que son inolvidables. Cada isla tiene su arquitectura característica, su propia mitología y en todas ellas encontraremos la hospitalidad de sus habitantes. Cada isla es un sueño. A los dos lados de la Grecia Continental encontramos decenas y decenas de islas, todas ellas llenas de misterio, de encanto y de cultura, pero también repletas de fiesta, gastronomía y sabores, música y reposo. Las islas griegas son una de las regiones más visitadas de Europa, debido a su envidiable clima y a su incomparable infraestructura turística.