Muestra de ello son los variados ejemplos arquitectónicos que componen la ciudad, en la que se pueden encontrar alrededor de mil edificios de este estilo.
Bruselas y Amberes son las dos localidades que cuentan con más obras arquitectónicas modernistas (Art Nouveau). No obstante, en otros enclaves belgas como Gante, Brujas y Lovaina, también hay valiosos ejemplares de este estilo que dejan sin aliento a los amantes de la arquitectura y del arte.
Esta tendencia apareció gracias al desarrollo industrial que Bélgica sufrió a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Esta localidad casi triplicó sus habitantes y se convirtió en una importante ciudad industrial. A partir de aquí, jóvenes arquitectos entraron en escena abandonando los modelos más históricos y dando paso a formas creativas, utilizando materiales como el hierro, el cristal y una rica ornamentación. Los arquitectos más conocidos fueron Víctor Horta y Paul Hankar. Sus construcciones se diferencian perfectamente, ya que la obra del primero es más orgánica y la del segundo más geométrica. Eso sí, ambos coinciden con edificaciones compuestas por grandes ventanales que dan mucho protagonismo a la luz natural.