Como todo destino apreciado internacionalmente, Egipto destaca por una característica (la extraordinaria herencia de la época de los faraones), pero no solo por eso, ya que en el viaje también caben la vida de las ciudades, varias de ellas en enclaves costeros, en una tierra no solo bañada por el Nilo, sino también por mares como, al este el Mediterráneo, el Rojo al Este.
Ciudades como Guiza y Luxor sirven como ‘lanzaderas’ para zambullirse en la historia del Antiguo Egipto, y en logros modernos, también excepcionales, como fue la enorme presa de Asuán. Centros urbanos en los que poder visitar sus mezquitas y mausoleos, degustar la rica gastronomía egipcia, comprar recuerdos… un paso que dejará huella. Entre tanto despliegue de monumentos, uno de los más impactantes del planeta, el visitante podrá tener hueco, además, para disfrutar de ciudades constituidas como excepcionales balcones al mar, sean el Mediterráneo o el Mar Rojo. Buceo, ‘snorkel’, unas brazadas en las plácidas aguas, un sabroso pescado recién pescado, una copa en una terraza… Egipto también significa la oportunidad de paladear esos momentos de ocio.