A pesar de esta catástrofe, Kep se ha ido recuperando y todavía a día de hoy se pueden contemplar enormes villas en ruinas, símbolo del esplendor de esta localidad en su mejor momento.
Además de la belleza que esconde este lugar, los amantes del marisco encontrarán en Kep un auténtico paraíso. Se dice que es la ciudad del cangrejo y nada más llegar sabremos el porqué de este apodo. Nos dará la bienvenida un cangrejo enorme que sobresale del mar junto a una plataforma y que reza el mensaje “Welcome to Kep”. El cangrejo es la delicia local y podremos probarla en todos los restaurantes de la zona, pero también en su mercado. Nos seducirá la idea de ver cómo los pescadores sacan del agua el género, lo compramos al momento por un precio muy razonable y, en frente, hay comerciantes que nos lo cocinan. ¡Eso sí que es comer pescado y marisco fresco! ¿No creéis? Si lo que buscamos es el relax de antaño, podemos dirigirnos hacia la playa de Kep, que normalmente suele estar concurrida por los lugareños. Pero también está la opción de desplazarnos hasta la isla Koh Tonsay, repleta de hermosas playas y hamacas que invitan a poner la mente en blanco y dejarse llevar.
