Desde Colombo, la capital, hasta Kandy, considerada el epicentro de la vida cultural del país, Sri Lanka está repleta de ciudades vibrantes, dinámicas y amenas, que ofrecen al viajero todos los servicios y toda la diversión que pueda demandar.
Los encantos de Sri Lanka también residen en las áreas urbanas del país, ya que, pese al reducido tamaño de la isla, hay un buen puñado de ciudades que cuentan con atractivos turísticos y todos los servicios necesarios para el disfrute del viajero. Colombo, por ejemplo, es más cosmopolita de lo que cabría esperar. Es una ciudad acogedora, tranquila y poco intimidatoria. Colombo tiene una gran variedad de lugares que visitar, como, por ejemplo, La calle Galle, el Salón conmemorativo de la Independencia, el Museo Nacional, el templo budista de Gangaramaya, el lago Beira, el parque Viharamahadevi, el mercado de Pettah, el paseo marítimo Galle Face Green, Negombo y el orfanato de elefantes de Pinnawala.
Por su parte, Kandy está considerada el corazón budista de Sri Lanka. Por las calles de esta ciudad, en las tierras altas, se ven cientos de peregrinos vestidos de blanco que tienen como único objetivo visitar el templo del diente de Buda. Kandy no es muy grande y su centro se recorre fácilmente en un par de horas. Sus lugares más interesantes son: el Queen’s Hotel (donde durmió la Reina Isabel); el mercado central; callejuelas pequeñas llenas de todo tipo de negocios, tuk-tuks, restaurantes y gente por todas partes.
Mirissa y Galle son otros dos núcleos urbanos por los que merece la pena pasear. La primera ha experimentado un gran cambio en los últimos años. Se han abierto buenos restaurantes y los alojamientos son excelentes. Durante el día se puede disfrutar de su hermosa playa y por la noche es una buena idea sentarse a cenar en algún restaurante de la playa. Una excelente actividad en la zona de Mirissa es hacer una excursión en barco para observar ballenas. Esta región es una de las mejores del mundo para avistar ballenas silvestres. En lo que respecta a Galle, parece probado que la actual ciudad fue el puerto de la antigua Tharsis. Durante sus años de mayor esplendor, Galle fue el puerto donde los reyes de Oriente llegaban buscando especias, joyas y pavos reales. Posee el casco antiguo más bonito del país, en el que se pueden ver lugares como: la Puerta Antigua, la mezquita Meeran, el hospital holandés, el Templo budista de Sudharmalaya, Flag Rock, donde se ven los mejores atardeceres de Asia, y el faro de Galle, junto a unas fortalezas y murallas designadas Patrimonio de la Unesco en 1988.