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Toda la magia del Atlántico

Paisajes de ensueño

Hay muy pocos lugares en el planeta que puedan ofrecer tantas y tan variadas experiencias viajeras a los visitantes como la costa atlántica portuguesa. Sus cientos de kilómetros nos regalan infinitos paisajes y emociones para el recuerdo.

La variada costa atlántica portuguesa, un importante destino turístico, sobre todo en las zonas próximas a Lisboa, se extiende a lo largo de casi mil kilómetros, desde el sur de la provincia de Pontevedra hasta Ayamonte, entre lenguas de tierra que forman lagunas y dunas del litoral de las Beiras, paisajes plagados de pinares, tierras fértiles, altiplanos barridos por el viento, zonas áridas de viñedos, cabos, litorales escarpados y magníficas playas de arena blanca. Con un clima agradable y un elevado número de días de sol a lo largo del año, las costas portuguesas son un lugar privilegiado para la práctica de deportes acuáticos. Las costas portuguesas, de cara al Atlántico, por una tradición marinera de siglos, cuentan con muchos alicientes para los amantes de la vela, lo que da lugar a que, a lo largo del litoral haya algunos de los clubs de regatas más importantes de Europa, especialmente en la región de Costa Verde. La costa de El Algarve, con las corrientes marinas y el oleaje que predomina en la zona, es la mejor dotada para la práctica del windsurf, con escuelas e instructores. La pesca deportiva puede realizarse a lo largo de toda la costa, pero donde mayores piezas de cobran, (pulpos, meros y pequeños tiburones), es en Costa Verde. Además, el litoral portugués posee costas escarpadas con profundas cuevas, lo que hace que la pesca submarina y el buceo sean actividades idóneas para practicar en la costa atlántica de Portugal.

Puntos clave para disfrutar de la costa portuguesa

Madeira

El archipiélago de Madeira, de origen volcánico, está formado por dos islas principales: Madeira y Porto Santo y dos conjuntos de islas deshabitadas, reservas naturales: las Desertas y las Selvagens. Madeira y su naturaleza en estado puro, es un destino ideal para quien busca experiencias únicas y turismo de aventura: preciosas rutas de senderismo, hermosas vistas, fantásticas playas de arena dorada de la isla de Porto Santo, buceo, parapente, trekking, bicicleta de montaña, cañoning, etc.

Costa Vicentina

La Costa Vicentina forma parte del parque natural que comienza en el sudoeste de El Alentejo y que es la mayor extensión protegida de la costa portuguesa. A lo largo de esta zona, las playas, (extensos arenales interminables u otros más pequeños rodeados por impresionantes acantilados), se suceden, frente a un mar agitado. Costa Vicentina es, sin lugar a dudas, un Algarve diferente, con una naturaleza salvaje que se muestra, prácticamente, intacta y en la que se pueden admirar paisajes de una belleza difícil de imaginar.

Islas Azores

Las Azores, unas bonitas islas que dejan sin palabras a los visitantes y un paraíso natural para los amantes de la naturaleza que quieran disfrutar del senderismo, las vistas del Atlántico y avistar ballenas y delfines, son un conjunto de nueve islas que tienen en común la tranquilidad: la volcánica São Miguel; Santa Maria, con playas de arena fina; Faial; Pico, ideal para ver ballenas y delfines; Terceira; Graciosa, en la que solo hay cuatro pueblos; São Jorge y sus acantilados; Flores y Corvo, con solo una calle que lleva al volcán.

Nazaré

Nazaré, considerada la ciudad más típica del país, posee una belleza natural que enamora a los visitantes. Disfruta de un gran ambiente y sus habitantes son gentes simpáticas y hospitalarias. Nazaré es un lugar ideal para unas vacaciones inolvidables y conocer lugares, tales como: la Iglesia de Nostra Senhora; el Miradouro do Suberco; el Farol de Nazaré; la espectacular Praia Norte y la gruta erosionada. Para admirar algunas de las olas más grandes del mundo, noviembre es la temporada alta para ello.

Cabo de San Vicente

El faro del Cabo de San Vicente sigue despidiendo a todos los buques que dejan Europa para cruzar el Atlántico. El cabo, situado en el extremo sudoeste de Portugal, es un lugar, en gran medida, salvaje, ideal para los surfistas, lleno de magia donde los colores de los acantilados, el Atlántico y la hierba se funden y donde la masificación urbanística aún no ha llegado. En la Antigüedad era el extremo del mundo conocido y, aún ahora, uno tiene la sensación de que más allá del cabo no hay nada.

Sagres

En Sagres, último pueblo de Europa continental, se respira un aire natural y agreste. Es un lugar para aventureros y quienes deseen enfrentarse a entornos salvajes, una pequeña ciudad de ambiente algo hippie, surfero, amante de la vida al natural, con servicios poco sofisticados y con maravillosas imágenes. En Sagres, en la escuela de navegación que había en la Fortaleza que aún hoy puede visitarse, se formaron los grandes navegantes que abrieron las rutas alrededor del mundo en el siglo XVI.