Hay muy pocos lugares en el planeta que puedan ofrecer tantas y tan variadas experiencias viajeras a los visitantes como la costa atlántica portuguesa. Sus cientos de kilómetros nos regalan infinitos paisajes y emociones para el recuerdo.
La variada costa atlántica portuguesa, un importante destino turístico, sobre todo en las zonas próximas a Lisboa, se extiende a lo largo de casi mil kilómetros, desde el sur de la provincia de Pontevedra hasta Ayamonte, entre lenguas de tierra que forman lagunas y dunas del litoral de las Beiras, paisajes plagados de pinares, tierras fértiles, altiplanos barridos por el viento, zonas áridas de viñedos, cabos, litorales escarpados y magníficas playas de arena blanca. Con un clima agradable y un elevado número de días de sol a lo largo del año, las costas portuguesas son un lugar privilegiado para la práctica de deportes acuáticos. Las costas portuguesas, de cara al Atlántico, por una tradición marinera de siglos, cuentan con muchos alicientes para los amantes de la vela, lo que da lugar a que, a lo largo del litoral haya algunos de los clubs de regatas más importantes de Europa, especialmente en la región de Costa Verde. La costa de El Algarve, con las corrientes marinas y el oleaje que predomina en la zona, es la mejor dotada para la práctica del windsurf, con escuelas e instructores. La pesca deportiva puede realizarse a lo largo de toda la costa, pero donde mayores piezas de cobran, (pulpos, meros y pequeños tiburones), es en Costa Verde. Además, el litoral portugués posee costas escarpadas con profundas cuevas, lo que hace que la pesca submarina y el buceo sean actividades idóneas para practicar en la costa atlántica de Portugal.