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La leyenda del Conde Drácula

Entre la historia y la leyenda

¿Quién no ha oído hablar alguna vez del más famoso de los vampiros? ¿Y quién no se ha acostado alguna noche con el miedo metido en el cuerpo tras ver una de las cientos de películas realizadas en torno al siniestro Conde Drácula? En Rumanía todo es posible, incluso conocerle en persona…

Transilvania, la región más misteriosa de Rumania, en el centro del país y rodeada por los Cárpatos, es un lugar de abruptas montañas, extensas autopistas casi vacías, profundos valles y espesos bosques. Transilvania es una región llena de matices, en la que pasear por pintorescas ciudades como Sighisoara, recorrer hospitalarios pueblos como Bran, o viajar por carreteras semi desiertas, llenas de carros de paja tirados por caballos, son algunos de los encantos de “el país que se extiende más allá de los bosques”. En Transilvania están algunas de las ciudades medievales mejor conservadas de Europa, como Brasov, con su antigua arquitectura sajona, Sighisoara, con su ciudadela y su torre del reloj del siglo XIV, o Sibiu, con sus casas de colores y sus calles empedradas. En Transilvania, además podemos admirar hermosísimos paisajes como la Cordillera Apuseni, en los Cárpatos occidentales; el Parque nacional de Retezat; la Cueva de los osos Chiscau y la Cueva Vartop, o el Glaciar Scarisoara, el segundo más grande del mundo. Pero, sobre todo, Transilvania es el lugar donde nació la leyenda del Conde Drácula, el padre de todos los vampiros y uno de los personajes más tenebrosos y siniestros de la historia. Además, tal es la fuerza de esta figura, que ha sido llevada al cine y la literatura en más de mil ocasiones.

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El personaje que inspiró la leyenda

En Transilvania historia y leyenda van de la mano. Conocer esta zona supone adentrarse en la tierra del príncipe de las tinieblas, Vlad III, príncipe de Valaquia. Su padre, Vlad II, fue llamado Vlad Dracul, de ahí que su hijo fuera conocido como Draculea (hijo de Dracul). Nacido en 1431, fue un gobernante valiente, pero cruel y despiadado que hervía, decapitaba, enterraba vivas y, sobre todo, empalaba a toda persona que se negase a pagarle un tributo o comerciar con él. Murió en 1476.

El Conde Drácula en el Cine

En 1922 se estrenó Nosferatu, la primera película relacionada con la historia original de Bram Stoker. Desde entonces hasta la actualidad han sido más de 650 las películas, incluso cómicas, sobre este personaje. Ante la dificultad de nombrarlas todas, citaremos, como ejemplo: “Drácula” (1958); “Las novias de Drácula” (1960); “Entrevista con el vampiro” (1994); “La sombra del vampiro” (2000); “Van Helsing” (2004), etc. Aunque el “Drácula” que interpretó Gary Oldman y que dirigió Francis Ford Coppola en 1992 está considerada por la mayoría como el mejor largometraje jamás rodado sobre este personaje.

El Conde Drácula en la literatura

El mito del vampiro, un ser que se alimenta de sangre humana, ha formado parte de la cultura popular desde las más antiguas civilizaciones. Lo que en un principio eran solo leyendas transmitidas oralmente, en el siglo XIX pasaron a ser escritas. Probablemente, la primera aparición del vampiro en la literatura sea el poema épico “The Giaour” de Lord Byron (1816). A partir de aquí se han escrito cientos de novelas, siendo “Drácula”, de Bram Stoker, (1897), la obra maestra del género. A modo de ejemplo de historias de vampiros, podemos citar: “Carmilla”, (1872); “Salem`s Lot”, (1975); “Entrevista con el vampiro”, (1976); “Déjame entrar”, (2004); “La Historiadora”, (2005) y, más recientemente, la famosa saga “Crepúsculo”.

Un dato escalofriante para los más curiosos

Es poco conocido el hecho de que Bram Stoker se basó en la figura histórica de la condesa húngara Erzsébet Báthory (1560-1614) para crear su “Drácula”. Esta condesa de alta cuna era conocida con el sobrenombre de “la condesa sangrienta” y ostenta un terrible récord de asesinatos, más de 650. Esta mujer, como el personaje de Stoker, en una macabra búsqueda de la belleza, usaba la sangre de sus víctimas para evitar los efectos del paso del tiempo. Se la considera la peor depredadora que haya tenido la historia del crimen.