¿Quién no ha oído hablar alguna vez del más famoso de los vampiros? ¿Y quién no se ha acostado alguna noche con el miedo metido en el cuerpo tras ver una de las cientos de películas realizadas en torno al siniestro Conde Drácula? En Rumanía todo es posible, incluso conocerle en persona…
Transilvania, la región más misteriosa de Rumania, en el centro del país y rodeada por los Cárpatos, es un lugar de abruptas montañas, extensas autopistas casi vacías, profundos valles y espesos bosques. Transilvania es una región llena de matices, en la que pasear por pintorescas ciudades como Sighisoara, recorrer hospitalarios pueblos como Bran, o viajar por carreteras semi desiertas, llenas de carros de paja tirados por caballos, son algunos de los encantos de “el país que se extiende más allá de los bosques”. En Transilvania están algunas de las ciudades medievales mejor conservadas de Europa, como Brasov, con su antigua arquitectura sajona, Sighisoara, con su ciudadela y su torre del reloj del siglo XIV, o Sibiu, con sus casas de colores y sus calles empedradas. En Transilvania, además podemos admirar hermosísimos paisajes como la Cordillera Apuseni, en los Cárpatos occidentales; el Parque nacional de Retezat; la Cueva de los osos Chiscau y la Cueva Vartop, o el Glaciar Scarisoara, el segundo más grande del mundo. Pero, sobre todo, Transilvania es el lugar donde nació la leyenda del Conde Drácula, el padre de todos los vampiros y uno de los personajes más tenebrosos y siniestros de la historia. Además, tal es la fuerza de esta figura, que ha sido llevada al cine y la literatura en más de mil ocasiones.