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Durbuy

Un día en la ciudad más pequeña del mundo

Calles medievales, coquetas tiendas, restaurantes con elegantes terrazas, puentes encantadores y un entorno perfecto compuesto por el río Ourthe hacen de Durbuy una ciudad acogedora y muy atractiva.

Hasta el siglo XIV esta localidad tuvo un importante papel de defensa en la zona central europea. Al ser un enclave estratégico provocó que fuera el punto ideal para vigilar las fronteras. Testigo de ello son las murallas que se encuentran en la ciudad y el castillo de los Condes de Ursel, que data del siglo XI.

Actualmente, Durbuy tiene un toque cosmopolita y es un emplazamiento muy atractivo para los turistas deseosos de conocer la ciudad más pequeña del mundo. Y es que esta urbe invita a pasar unas vacaciones de ensueño gracias a su coqueto casco antiguo, sus preciosas casas cubiertas de enredaderas y sus calles decoradas con flores de colores. Todo esto hace que Durbuy sea una urbe fotogénica e ideal para desconectar de la rutina. Un hecho muy curioso es que esta localidad cuenta con un asombroso parque de Topiarios y se considera que este paraje es el que reúne a más figuras de Europa. Tiene alrededor de 250 y las formas que presentan son muy variadas, hay desde figuras humanas hasta de animales. Sin duda alguna, Durbuy es una visita obligatoria al viajar a Bélgica.