En la espectacular localidad de Hallstatt te esperan las que están consideradas como las minas de sal más antiguas del mundo. Se llaman Salzwelten y están localizadas a unos 500 metros de altitud. De hecho, vas a tener que coger un teleférico para llegar hasta ellas. ¿Sabías que en el año 3000 a. C. ya se extraía allí sal que, posteriormente, se exportaba a través del mar Báltico y el mar Mediterráneo?
En la fábrica Swarovski la sorpresa te llegará nada más plantarte delante. Da la sensación de que un monstruo saca la cabeza desde la montaña para abrirte las puertas a un mundo lleno de brillo, lujo y belleza. En el museo podrás fotografiar, por ejemplo, la pieza de cristal tallado más grande del mundo –¡tiene 300.000 kilates!- o un muro de 11 metros hecho de cristal con varias toneladas de piedras semipreciosas. Pero es que para sorprenderte en Austria, no es necesario moverse por entornos rurales. ¡Puedes quedarte dentro de la ciudad! Al sur de Innsbruck, se levanta el castillo Ambras, todo un símbolo del poder que durante siglos tuvo el Tirol. Esta impresionante fortaleza se levantó en el siglo XII para albergar a los gobernantes de la región, aunque el edificio que verás ahora data del siglo XVI. Y para rubricar lo dicho, no hace falta que salgas de Salzburgo para quedarte con la boca abierta ante la soberbia fortaleza de Hohensalzburg: un castillo construido sobre el monte Festunsberg en el siglo XI que ha servido desde siempre como refugio para los arzobispos de la ciudad. La construcción original se fue ampliando y mejorando hasta que en el siglo XIX se convirtió en un cuartel militar y, actualmente, es uno de los grandes atractivos de la ciudad.