Con el famosísimo Té de Ceylán a la cabeza, y un sinfín de delicias culinarias siguiéndole de cerca, la gastronomía de Sri Lanka es una de las más sabrosas y variadas de toda Asia. Gracias, en parte, a la extensísima línea de costa con que cuenta la isla, que nutre de pescados y mariscos frescos el recetario tradicional nacional. Tal y como ocurre en muchos otros países de este exótico y mágico rincón del planeta, la gastronomía de Sri Lanka es el resultado de siglos y siglos de mestizaje, de cruce de culturas y de aportaciones extranjeras a una base ya de por sí exquisita. La proximidad de la India provoca que la cocina esrilanquesa se asemeje bastante a ella, aunque cuenta con sus propios platos y ciertos rasgos diferenciadores.
A nadie sorprenderá saber que el arroz es la base de la alimentación de los esrilanqueses, ya que este cereal -el más consumido del planeta- abunda en los recetarios de la mayoría de los países del continente asiático. Además, resulta sorprendente la cantidad y calidad de frutas y verduras que forman parte de la dieta de los habitantes de Sri Lanka. La inmensa mayoría de los platos de la gastronomía de la antigua Ceylán incluyen gran variedad de vegetales y frutas exóticas. Los currys y las distintas mezclas de especias ponen sabor a los platos e intensifican su aroma, aderezando preparaciones de carne -sobre todo cordero y pollo-, de vegetales variados y de pescado y marisco. Destacan especialmente los platos elaborados a base del atún que se pesca en las zonas costeras.
Por supuesto, no podemos hablar de la gastronomía de Sri Lanka sin hacer referencia al té, toda una institución en la isla. De hecho, está considerado por muchos el mejor té del mundo. El 29,6% del suelo de Sri Lanka está dedicado al cultivo. El té sólo cubre el 12% del área cultivada, pero supone casi una cuarta parte de las exportaciones del país. Su principal variedad es el Té de Ceylán. Las principales zonas productoras son: Kandy, Nuwara Eliya, Dimbuya, Uva, Ruhuna y Uda Pusselawa. Una vez que las hojas de té entran en la fábrica, primero se secan, luego, durante 14 horas, se remueven y pasan otras 7 horas de secado, posteriormente se limpian y se muelen, se empacan y se llevan a otras fábricas para ser clasificadas según su olor, color y textura. ¡Delicioso!