Si comienzas desde el sur, vas a recorrer el departamento de Jutiapa, donde encontrarás unos paisajes sublimes que harán las delicias de tu cámara de fotos. La encantadora Quesada y los bosques que la rodean, el imponente volcán Amayo, las lagunas del Volcán El Tahual, el agradable Parque Central de Jutiapa, la espectacular cueva de Andá Mirá, el pintoresco El Progreso, el géiser del Caserío Los Ausoles o los monumentos de Santa Catarina Mita.
Antes de llegar a Lívingston, sin duda la gran atracción caribeña de Guatemala, puedes pasar por Puerto Barrios y adentrarte en una de esas ciudades portuarias de aire tropical y húmedo. Disfruta de los frondosos paisajes de los alrededores, aprovecha si tienes tiempo para dar un salto a Punta Gorda, en Belice, o conocer algo sobre la historia de esta ciudad tan ligada a United Fruits y su monopolio del mercado de las bananas… Y cuando te hayas empapado de su pintoresca decadencia, toma el barco y viajar a la Pequeña África de Guatemala… … Y es que Lívingston no tiene nada que ver con el resto del país. Es una localidad fundamentalmente garífuna, es decir, con una población negra descendiente de africanos y aborígenes caribeños y arahuacos. Ya sólo por eso merece una visita, porque sin duda es un lugar muy especial. Además, puedes disfrutar de un par de playas excelentes bañadas por las aguas del mar Caribe y un paisaje precioso labrado por la desembocadura del Río Dulce. Lívingston es una ciudad pequeña y bastante concentrada, porque se ubica allí donde el Río Dulce se ensancha y forma la bahía de Amatique, así que no te costará nada ubicarte. Tienes varias opciones para disfrutar de la ciudad: visitar el Museo Multicultural de Lívingston –no te pierdas el cercado para caimanes que está justo al lado-, darse un chapuzón en las cascadas de los Siete Altares o hacer alguno de los circuitos que se organizan por el Río Dulce, que te van a regalar unos paisajes espectaculares.