Para empezar, ¿qué te parece un buen plato de carne? Atrévete a probar piezas de caza propias de la zona, como el alce, el reno o las aves. No olvides que los noruegos son expertos en la conservación de sus productos, por eso hay platos tradicionales hechos con piernas de cordero curada (fenalar), chuletas de cordero al vapor con puré de nabo (pinnekjoot) o la cabeza de cordero ahumada (smalahove), típica de Vestlandet.
Los amantes del pescado van a pasárselo en grande en Noruega porque hay una materia prima excelente que, además, puede encontrarse en diversas formas. Lo más popular es el arenque y el salmón. El primero suele servirse encurtido con cebolla o mostaza; mientras que el segundo se puede comer a la parrilla, curado o ahumado. ¡Los noruegos son unos auténticos artistas en este tipo de cocinados! No dejes de probar otras especialidades como la trucha alpina, la caballa o el bacalao, fundamental en tu visita a las Lofoten. Tampoco pierdas la oportunidad de probar alguno de los excelentes quesos noruegos. El más famoso –porque es el más exportado- es el jarlsberg, un queso blanco, suave y producido en las vaquerías del interior del país. Pruébalo pero, por favor, no te vayas de Noruega sin saber a qué sabe un queso dulce. Sí, has leído bien: el gudbrandsdalsost (una variedad del queso geitost) tiene sabor dulce. Lo distinguirás por su color marrón. Debes saber que, técnicamente, no es un queso, sino lactosa caramelizada de vaca y cabra. ¡Pero es súper curioso y a los noruegos les encanta! Y para regar todo esto, no hay duda: tienes que probar la bebida nacional de Noruega, el linie akevit (aquavit), un potente licor hecho a partir de alcaravea y patata que lleva especias como hinojo, anís y cilantro. La mayor curiosidad de este licor es que, después de envejecer en cubas de cedro, se mete en un barco para que cruce el Ecuador (linie) porque, dicen, el bamboleo de las olas le da un sabor más fino.