Una serie de ciudades muchísimo más amenas y estimulantes de lo que podríamos creer, una colección de paisajes que parecen sacados de una postal, un riquísimo patrimonio y una capacidad ilimitada para hacer que sus visitantes lo pasen bien son los principales elementos que han hecho de Estonia uno de los destinos más populares y demandados de la Unión Europea.

Hasta hace nada, la mayoría de los habitantes del Viejo Continente apenas habían oído hablar de este singular y maravilloso país fuera de las competiciones deportivas y de, tal vez, las siempre controvertidas puntuaciones de Eurovisión. Pero lo cierto es que Estonia se ha convertido, de un tiempo a esta parte, en uno de los destinos más de moda dentro de Europa. Es frecuente escuchar la expresión “las tres repúblicas bálticas” para referirse a Estonia, Letonia y Lituania. Simplemente, es porque se trata de tres antiguas repúblicas soviéticas que son vecinas entre sí y que se hallan frente a la costa del Mar Báltico. Estonia es la más septentrional de las tres, y hay que reconocer que este mar configura algunos de los elementos más característicos de su paisaje: bellas playas, abruptos acantilados y una serie de islas -¡alrededor de 1.500!- que regalan al viajero un sinfín de localizaciones perfectas para vivir una aventura, tener una experiencia romántica o hacer la mejor fotografía imaginable. De Tallin a Tartu y de Pärnu a Narva: los núcleos urbanos estonios tienen mucho que ofrecer, y parecen mantener entre ellos una permanente competición para ver cuál atrae a más viajeros a su casco histórico. De día son un hervidero de actividad comercial y de monumentos deslumbrantes bajo el sol del Báltico, mientras que por la noche se convierten en focos de diversión, de marcha y de personas bailando hasta el amanecer. Hay cientos de motivos para elegir Estonia como destino de un viaje inolvidable, pero a continuación te ofrecemos cinco de ellos que intentar resumir, en la medida de lo posible, todos los demás. ¡Bienvenidos a Estonia!