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La naturaleza de Bélgica

La Bélgica virgen en estado puro

Valonia, Flandes y Bruselas son las regiones de este país y cuentan con una belleza natural única. Si bien, la región flamenca (Flandes) tiene el privilegio de combinar su entorno más verde con el paradisíaco del litoral, compuesto por playas de fina arena dorada y las aguas turquesas del Mar del Norte.

Reservas naturales y espesos bosques de cuento conforman la parte más pura y rural de Bélgica. Un océano verde que compite con el intenso azul del cielo. En estas zonas se pueden hacer varias rutas de senderismo que logran sorprender a cada paso, ya que es muy común encontrarse con pequeños pueblos sobre los que despunta un afilado campanario; así como rebaños de ovejas o de vacas -en concreto la Blanc Bleu, la especie autóctona-, aunque también es el hogar de zorros, ciervos, jabalíes y muchísimas especies más. La tranquilidad y el silencio son los auténticos protagonistas de estos escenarios en los que el sonido más común es el del canto de los pájaros o el crujir de las ramas. Si bien el interior de Bélgica es un auténtico remanso de paz, el litoral flamenco también regala momentos únicos e irrepetibles, aunque el bullicio y el animado ambiente es uno de los mayores atractivos de este punto del país.

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Una ruta por Las Ardenas

La naturaleza de Bélgica está llena de historia. Una de las interesantes paradas que se pueden hacer en este país es en Las Ardenas, un escenario boscoso que fue testigo de las peores batallas de la segunda Guerra Mundial. A medida que uno va recorriendo el camino limitado por los enormes árboles, se va topando con cruces y monumentos que honran a los hijos caídos en las guerras que pasaron por este emplazamiento.

Conocer el Jardín Botánico Nacional de Bélgica

Uno de los grandes atractivos de Bélgica son sus jardines botánicos. De hecho, en esta región se encuentra el Jardín Botánico Nacional de Bélgica, uno de los mayores de Europa. Por eso, al viajar a este país, una enriquecedora parada es en este bello enclave, que cuenta con una gran colección de plantas, alrededor de unas 18.000, de las cuales la mitad están en invernaderos y la otra parte cultivadas al aire libre.

Pasear por la kilométrica playa de Ostende

Es verano y la agradable sensación de caminar sobre la arena de la playa se vuelve más gratificante en la orilla de Ostende, bañada por el Mar del Norte. Poner la mente en blanco, contemplar cómo otros turistas y lugareños se bañan en las aguas turquesas del océano Atlántico o cómo tumbados en la arena dorada tuestan su piel, no tiene precio. El bullicio se fusiona con un ambiente de paz y tranquilidad. Sin duda alguna, esta experiencia no tiene precio.

El encantador Bosque de Soignes

El bosque de Soignes es un paraje idílico, una auténtica belleza. Su encanto es tal que la UNESCO lo incluyó en su lista de bienes naturales. Este emplazamiento está compuesto por majestuosos árboles hayas, así como estanques y caminos que parecen sacado de un cuento de hadas. Cualquier época del año es perfecta para descubrir la naturaleza de esta hermosa zona belga en la que además viven ciervos, tejones y muchísimas otras especies de animales.