Una de las visitas imprescindibles en tu ruta por el Patrimonio de la Humanidad turco es el centro de Estambul, donde se sitúan las zonas históricas de la antigua Constantinopla. La ciudad que ha servido y sirve como conexión entre dos continentes presume de contar con excepcionales monumentos como Santa Sofía, la Mezquita Azul o el Palacio Topkapi, entre muchos otros.
Estambul es el mejor lugar para comenzar y dejar que te pique la curiosidad por aprender más de la descomunal historia de Turquía. Remóntate miles de años para viajar a Hatusa, la capital del imperio hitita, que se extendía desde Siria hasta Europa. Ponte calzado cómodo, protégete del sol y disponte a disfrutar de un paseo por una impresionante fortificación que, en su cénit, tuvo 15.000 habitantes rodeados por una muralla de seis kilómetros.
Avanza un poco en la larga historia turca visitando las excelentes ruinas de Letoon, un santuario religioso dedicado a la amante de Zeus que engendró a Apolo y Artemisa. Tres fabulosos templos, un teatro helenístico y un ninfeo –una fuente llena de estatuas que siempre tiene agua- son los principales puntos de interés de uno de los mejores yacimientos de la Ruta Licia. Y para completar tu ruta cronológica por los lugares Patrimonio de la Humanidad de Turquía, nada mejor que te acercarse a Safranblu, la localidad otomana mejor conservada de todo el país. La ciudad fue un nudo fundamental en las rutas comerciales entre Oriente y Occidente desde el siglo XIII hasta la irrupción del ferrocarril a principios del siglo XX. Su casco histórico, conocido como Carsi, es una auténtica delicia.