Historia y naturaleza imprimen carácter a varios de los destinos más apreciados del país, enclaves sorprendentes que dejan huella en todo aquel que pasa por ellos, tanto en Pekín como en cualquiera de los numerosos y fascinantes destinos en estas latitudes asiáticas.
Si increíble fue que un emperador decidiese viajar al otro mundo escoltado por más de 8.000 figuras de guerreros, caballos y todo tipo de útiles, más lo fue que estuviese oculto durante siglos. También es increíble que un Palacio como el de Potala surgiese en una zona tan inaccesible como las tierras del Himalaya. Sin duda, China es un país de sorpresas.
El recorrido a lo largo y ancho del país permite el encuentro con todo tipo de maravillas naturales, con parques naturales, lagos, grutas y montañas cuya belleza se ha representado durante siglos en el arte oriental y que, ahora, y gracias a la conectividad propia de medios de transporte, se pueden disfrutar en cuestión de días, a pesar de las grandes distancias. Toda esta gama de contrastes confirma que China es un país único, repleto de sorpresas para el viajero de todo tipo y condición. Grandeza y belleza a partes iguales con un resultado asombroso, un auténtico homenaje a los sentidos.