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Sorprendente, apasionante… El embrujo de China

Increíble, pero cierto

Historia y naturaleza imprimen carácter a varios de los destinos más apreciados del país, enclaves sorprendentes que dejan huella en todo aquel que pasa por ellos, tanto en Pekín como en cualquiera de los numerosos y fascinantes destinos en estas latitudes asiáticas.

Si increíble fue que un emperador decidiese viajar al otro mundo escoltado por más de 8.000 figuras de guerreros, caballos y todo tipo de útiles, más lo fue que estuviese oculto durante siglos. También es increíble que un Palacio como el de Potala surgiese en una zona tan inaccesible como las tierras del Himalaya. Sin duda, China es un país de sorpresas.

El recorrido a lo largo y ancho del país permite el encuentro con todo tipo de maravillas naturales, con parques naturales, lagos, grutas y montañas cuya belleza se ha representado durante siglos en el arte oriental y que, ahora, y gracias a la conectividad propia de medios de transporte, se pueden disfrutar en cuestión de días, a pesar de las grandes distancias. Toda esta gama de contrastes confirma que China es un país único, repleto de sorpresas para el viajero de todo tipo y condición. Grandeza y belleza a partes iguales con un resultado asombroso, un auténtico homenaje a los sentidos.

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Testimonios de la Historia

En China hay multitud de enclaves que ya han pasado a la Historia, con siglos de diferencia pero, al fin y al cabo, guardan un especial significado, como en el caso de los mundialmente célebres Guerreros de Terracota del yacimiento encontrado en Xi’an: más de 8.000 figuras de guerreros y caballos en un impresionante sitio que asombra todo el que pasa por él. Otro legado funerario importante para el pueblo chino es el Mausoleo de Sun Yat-sen, primer presidente de la República y considerado el padre de la China moderna, en la que otro destacadísimo enclave, la Plaza de Tian'anmen ha sido escenario prioritario de todo tipo de eventos para el país.

Monumentos de altura

Los monumentos en esta zona del continente asiático no solo se encuentran en las propias ciudades, sino en excepcionales enclaves naturales, como sucede con el impresionante Palacio de Potala, en el Tíbet, pegado al Himalaya. China reserva todo tipo de excelentes ejemplos de arquitectura y escultura dedicadas al culto humano o divino, con ejemplos como Monasterio de Tashilhunpo (también en el Tíbet), el Palacio Imperial de Shenyang (sede la dinastía Qing), templos como el colgante de Hengshan y Lingyin (‘Templo del Retiro del Alma’), el o el imponente, impresionante Gran Buda de Leshan.

Más naturaleza

Además de los parajes ya comentados, una ruta por China permite disfrutar, a lo grande de la naturaleza, como sucede con lugares como el lago tibetano Yamdrok Yumbo, las Grutas de Yungang y las aún más populares de Longmen, entre las montañas de Xiang Shan al este y Longmen Shan y con diversas esculturas en piedra de inspiración budista. Otros destacados enclaves naturales son Victoria Peak (Pico Victoria) en Hong Kong o el Parque Beihai de Pekín… y sin olvidar a un animal típico, exclusivo de estas tierras, que cuenta con una reserva natural: el Centro de Conservación de Osos Panda de Chengdu, en la provincia de Sichuan (China Central), ubicado en la montaña Futuna.

Ciudades con historia

La antigua ciudad de Pingyao bien merece una visita. Ubicada en la provincia de Shanxi, cuenta con más de 2.700 años de antigüedad y ha merecido, junto a Lijiang, la consideración, como ciudad antigua, de Patrimonio Cultural de la Humanidad Mundial, por sus murallas, templos como los de Shuangxin y Zhenguo, etc. En el caso de la ciudad antigua de Hongcun, también conserva el legado de las míticas dinastías Ming y Qing, en una excepcional ubicación escoltada por las montañas Huangshan. Y como encuentro con el siglo XXI, un plácido paseo por el Bund de Shanghai permite contemplar el despliegue del barrio financiero de la ciudad, el ‘skyline’ del ‘Wall Street del Este’.