Alejados de los principales núcleos turísticos se encuentran algunas zonas rurales donde es posible alojarse para desconectar de todo por unos días. Una de los rincones elegidos por los islandeses para olvidarse de la rutina es Borgarnes, a menos de una hora de la capital, Reikiavik, perfecta como lugar de vacaciones. Este pequeño pueblo de 2.000 habitantes tiene como principal actividad la pesca.
Cerca de la capital también se halla el fiordo de Hvalfjörður. Dormir en una de las casas de esta zona es disfrutar de la naturaleza en estado puro. Durante unos días podremos vivir el silencio y la paz de Islandia, descubrir su vegetación y fauna y dejarnos sorprender por su cielo estrellado durante la noche. Algo que también se puede hacer alquilando una caravana y deteniéndose en los espacios autorizados más recomendados. Esta es una actividad que eligen con frecuencia los propios islandeses, quienes aprovechan los días de descanso para seguir descubriendo rincones nuevos de su estimado país. A lo largo y ancho del país también hay pequeñas casitas de madera o cabañas en medio del campo en las que también es posible alojarse. Estas casetas se encuentran muy acondicionadas y cuentan con todo lo necesario para pasar una o varias noches. Su ubicación en lugares estratégicos facilita el poder disfrutar de algunos fenómenos atmosféricos dignos de ver en Islandia como las auroras boreales. Otra opción increíble de experimentar la Islandia más verdadera es descansar en algunas de sus granjas adaptadas para los turistas. Allí podremos compartir el día a día de los lugareños y aprender cómo es la vida en el campo.