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Bonitas ciudades y pueblos

Descubriendo los encantos letones

Impresionantes castillos medievales, coquetos palacetes, preciosos centros urbanos, iglesias, restaurantes, tiendas de todo tipo… Las ciudades y los pueblos de Letonia son un mosaico de colores, de estilos y de ambientes con un denominador común: su buen gusto y encanto.

Aunque Letonia no es un país muy grande, cuenta con un buen puñado de poblaciones que llaman la atención del viajero por su vistosidad, dinamismo e interés cultural. La más destacada, por supuesto, es Riga, la capital del país, pero hay muchas otras que también merecen una visita. Por ejemplo, Daugavpils, la segunda ciudad de Letonia, que constituye un importante centro de arte, cultura y arquitectura. Su principal atracción turística es su fortaleza, mandada construir por Alejandro I en 1810, que está rodeada por un foso que conecta con el rio Daugava. En 2005, el conjunto fortificado fue inscrito en la Lista Tentativa del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Debido a la destrucción de la ciudad durante la Segunda Guerra Mundial, el casco antiguo es una mezcla de edificios históricos y construcciones de época soviética. La ciudad cuenta también con un conjunto de templos religiosos. Otras ciudades letonas que destacan por su tamaño, interés turístico y patrimonio cultural son Jelgava y Liepaja. La primera fue, durante varios siglos, la segunda ciudad de Letonia. De hecho, de 1578 a 1795, fue la capital del ducado de Curlandia y Semigallia. Durante la Segunda Guerra Mundial la ciudad fue muy dañada y después de la contienda, fue reconstruida según el estilo soviético. El principal símbolo de la ciudad es el palacio ducal. Otros edificios notables son la Academia Petrina, actual Museo de Arte e Historia; la catedral ortodoxa de San Simeón y Santa Ana y la Torre de la iglesia de la Trinidad. También merece una visita el casco antiguo de los siglos XVIII y XIX. En lo que respecta a Liepaja, se trata de una ciudad portuaria situada en la costa del mar Báltico. Esta localidad destaca por su patrimonio cultural e histórico, por sus aguas minerales, sus playas preciosas y sus barros curativos. En Liepaja hay que visitar su hermoso castillo; la plaza principal, Rožu laukums; la antigua prisión Karosta, transformada hoy en un museo en el que el viajero puede experimentar las sensaciones de estar prisionero. También es muy recomendable pasear por las estrechas calles de la ciudad, y visitar su catedral y sus iglesias, algunas de las cuales datan del siglo XVIII.

Otras ciudades letonas con encanto

Jūrmala (+ info)

Jurmala se han convertido en el principal destino vacacional de Letonia. El motivo: sus kilómetros de arena blanca y aguas templadas. Comenzó como un pequeño pueblo de pescadores donde los locales acudían a bañarse y acabó convirtiéndose en el mayor enclave vacacional de la región. Incluso durante la época comunista, Jurmala mantuvo su esencia original, propiciando su transformación como principal destino popular de los letones. En los últimos años ha conseguido hacerse un hueco como destino internacional sin sufrir grandes masificaciones gracias a que puede visitarse en cualquier época del año.

Ogre

Ogre fue creado en el año 2002 y es uno de los ciento diez municipios de Letonia. Se encuentra en la confluencia de los ríos Daugava y Ogre. Su capital es la villa de Ogre que, en 2016, tenía 25 380 habitantes (65% letones y 25% rusos). Sus orígenes históricos datan del siglo XIII, pero su desarrollo se produce en la segunda mitad del siglo XIX, cuando se construye la línea ferroviaria entre Riga y Daugavpils, que pasa por Ogre. En esta localidad, los veranos son cómodos y parcialmente nublados y los inviernos son fríos, secos, ventosos y nublados.

Sigulda (+info)

Sigulda es la capital de la aventura y la naturaleza de Letonia. El lugar perfecto para disfrutar de una amalgama de colores otoñales y olvidarte del estrés urbano. Está tan solo a una hora de Riga pero al llegar podrás sentir que has dejado atrás el bullicio de la ciudad para encontrarte con una verdadero paraíso de naturaleza donde sus bosques muestran lo mejor de sí mismos en cada estación. Esta gran desconocida internacional es muy popular para los letones, principalmente en otoño cuando sus árboles hacen alarde de dorados, rojos y naranjas convirtiendo este hermoso enclave en un paraje digno del romanticismo

Ventspils

Ventspils es una ciudad en la costa del Mar Báltico, fundada en el siglo XIII, que tiene un puerto de pescadores y una playa de arena blanca "bandera azul". Ventspils es la capital de las flores y de las fuentes, una ciudad para el ocio de toda la familia. En ella se puede disfrutar de sus parques acuáticos, del parque de aventuras y del planetario. Otros puntos de interés son: la Plaza del Mercado, el Castillo de la Orden de Livonia, la Casa de Artesanía, el Museo Marítimo al aire libre, y las estrechas calles empedradas de Ostgals. La ciudad es famosa por su desfile de vacas y sus esculturas florales.

Valmiera

Aunque los primeros documentos sobre Valmiera aparecen en el siglo XIV, existen pruebas arqueológicas de asentamientos humanos en la zona de hace 9.000 años. El centro histórico de la ciudad fue destruido en 1944 pero aún se conservan los restos del Castillo de Valmiera, del siglo XIII, la Iglesia de San Simón de estilo gótico y el Museo Regional de Valmiera que se aloja en el edificio de madera más antiguo de la ciudad. Valmiera posee también un parque forestal que contiene una torre de observación y un monumento a los caídos en la Segunda Guerra Mundial.

Cēsis

Cēsis es una de las más antiguas y, sin duda, una de las más hermosas ciudades de Letonia. Las empedradas calles de su tranquilo casco antiguo, rodeadas de edificios medievales con tejas rojas, fachadas renovadas y patios cerrados, invitan a sentarse en una cafetería solamente para disfrutar del ambiente y la quietud. El complejo del castillo de Cēsis es el testimonio más impresionante de la historia centenaria de la ciudad.

Kuldīga

Los edificios históricos de Kuldīga, capital del antiguo Ducado de Curlandia, y su naturaleza crean un conjunto único, difícil de encontrar en otro lugar de Europa. Su ambiente tranquilo anima a andar o montar en bicicleta por las calles estrechas y silenciosas, mientras admiramos las antiguas casas de madera de tejados rojos. El pintoresco puente de ladrillo de Kuldīga, uno de los puentes más largos de este tipo en Europa y Ventas Rumba, la cascada más ancha de Europa, son dos de los atractivos de la ciudad.

Bauska

Bauska, (10.945 habitantes), está en la confluencia de los ríos Mūsa y Mēmele. En el siglo XV, un grupo de Caballeros Teutónicos llegó a la zona y se inició la construcción del castillo de Bauska. En la actualidad, dicho castillo está reducido a poco más que ruinas. Sin embargo, el palacio adyacente, restaurado hace poco, se levanta como un ícono de la historia de la ciudad. Otros puntos de interés son el Ayuntamiento, el Palacio de Rundāle, el Palacio Mežotne, la iglesia del Espíritu Santo, el Museo de Máquinas de Bauska, El Parque Natural Tērvete y el bosque Pokaini