De la moussaka al ragú de cordero, pasando por el queso feta o el pan de pita, la gastronomía griega cuenta con la variedad de ingredientes propia de una cultura mediterránea, pero con una marcada influencia de Oriente Medio, Turquía y Los Balcanes.
Es una gastronomía fresca y con muchísimo contraste de sabores, que emplea materias primas de gran calidad para elaborar exquisitos platos que contribuyen a una dieta nutritiva y equilibrada en la que las frutas y las verduras son grandes protagonistas, junto con su ingrediente estrella: el aceite de oliva. Igual que ocurre en otros países de la cuenca del Mediterráneo, como España e Italia, el “oro líquido” es la base fundamental en la mayoría de los platos del recetario tradicional griego. Los quesos, entre los que destaca el feta, y el trigo también son ingredientes fundamentales en los fogones griegos. A pesar de que el pescado abunda en las zonas costeras de Grecia y en sus islas, en general, los griegos prefieren la carne, sobre todo la de cordero. En Grecia hay cerca de 300 variedades autóctonas de vinos, que en su mayoría están muy localizadas y dotadas de un carácter propio. La mitad de los viñedos griegos está destinada a la producción de vinos y, el resto, a uva de mesa y pasas. ¿Quién no ha comido alguna vez las famosas Pasas de Corinto?