¡Qué sensación tan agradable la de recorrer un país como este! En la República Checa, todo tiene encanto, todo resulta atractivo, todo es digno de una visita. Las ciudades, los pueblos, los espacios naturales, la gastronomía, los monumentos, los museos… ¡Hay muchos tesoros que ver en la República Checa! Además, la nación tiene un tamaño perfecto para que, además, no resulte un engorro desplazarse de un punto a otro. ¡Bienvenidos a Chequia!
La que fuera mitad occidental de Checoslovaquia es, desde 1993, un país independiente en todos los sentidos: La República Checa ha sabido definir su propio ADN al margen de la influencia soviética, de la ocupación alemana y de la pertenencia al imperio austrohúngaro. Chequia es un país moderno, vibrante, dinámico y tan lleno de historia que cada rincón de su territorio está impregnado de siglos y siglos de acontecimientos y episodios cruciales del devenir del Viejo Continente. Pero no todo en esta nación es historia, cultura y patrimonio: el territorio checo es también verde y azul, colores que representan los espacios naturales que atesora el país. La Reserva de la Biosfera de Pálava, el Parque Nacional Šumava, la Reserva Nacional de Soos, el Parque Nacional de Krkonoše o la llamada ‘Suiza de Bohemia’, cuyo nombre real es Český Ráj, son buenos ejemplos de lo que nos ofrece la maravillosa naturaleza checa. Y no olvidemos el Karst de Moravia, un sorprendente enclave situado al este del país en el que las rocas han ido adquiriendo caprichosas formas con el paso del tiempo y con la erosión de los elementos. Las ciudades checas son una serie de exquisitos conjuntos de edificios monumentales y encantadoras calles y plazas, en las que perderse y pasear resulta un auténtico placer. Praga, Český Krumlov, Ostrava, Brno, Plzen, Olomuc, Mikulov, Kutná Hora, Pálava, Jičín, Liberec o Karlovy Vary son algunas de las ciudades que ver en la República Checa. Esta última, además, alberga el más importante y visitado de todos los balnearios de la Repúblicas Checa. Y es que las aguas termales son otro de los reclamos más destacados del país: los hay por todas partes, y se caracterizan por las bondades medicinales de sus manantiales y por el buen gusto y refinamiento de sus hoteles. El cristal de Bohemia, famoso en el mundo entero por su delicadeza y por la belleza de las piezas que realizan los artesanos, es un elemento característico de la cultura checa, como también lo es la cerveza. La Pilsner Urquell es la más famosa de todas las que se elaboran en el país, pero ni mucho menos la única; tanto su fábrica como muchas otras pueden ser visitadas para conocer un poco mejor esta parte del ADN checo. Los castillos y palacios que hay por toda la República Checa, la histórica fábrica de automóviles Skoda en Mladá Boleslav, las catedrales, los monumentos, las coquetas cafeterías, los parques y jardines que rodean las antiguas residencias reales, los restaurantes y cervecerías, los miradores desde las alturas, los preciosos lagos de Silesia, las montañas del norte de Bohemia… ¡Hay tanto que hacer y que ver en Chequia que no sabrás por dónde empezar!