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Por sus creencias

El sintoísmo y budismo son las dos prácticas más habituales de Japón

Es normal que sean muchísimos los templos y los santuarios que salpican el territorio nipón. En los primeros se practica el budismo, una doctrina filosófica que niega la existencia de un Dios creador y venera a Buda; y en los segundos el sintoísmo, una religión indígena que adora el poder de la naturaleza y que rinde homenaje a Kami. Sin duda alguna las diferencias entre una y otro son notables

Las puertas de los templos cuentan con grandes estructuras de madera custodiadas por los guardianes nio, uno con la boca abierta (que representa la vida) y otro con la boca cerrada (representa la muerte), mientras que los santuarios reciben a los fieles a través de los imponentes toris y están protegidos por animales (leones, perros o zorros). En los templos se venera a Buda y a los Bodhisattva, personas que han seguido con éxito el camino de esta divinidad. No obstante, en los santuarios se adora a Kami, que se puede encontrar en cualquier parte de la naturaleza. Los monjes son los religiosos que se encuentran en los templos y los sacerdotes están en los santuarios. Se los distingue gracias a su vestimenta, ya que los primeros llevan kimono y lo segundos un Makama, una especie de pantalón.

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Admirar el templo del pabellón dorado de Kioto

La mayor característica del Templo del Pabellón Dorado es que sus plantas superiores están recubiertas de pan de oro. Este recinto es tan espectacular que nos deslumbrará a simple vista. De hecho, en el año 1994 cautivó a la UNESCO, quien lo incluyó en su lista de Patrimonio de la Humanidad, pero además fue designado monumento histórico de la antigua Kioto. A este recinto, también llamado Kinkaku-ji, lo acompañan varios jardines y un majestuoso lago lleno de elementos que representan esta filosofía.

Disfrutar de la belleza del Santuario Izumo Taisha

El Izumo Taisha es uno de los santuarios sintoístas más antiguos y sagrados de Japón y su existencia se remonta al siglo VII. En este recinto religioso, formado por varios edificios que se tuvieron que reconstruir, destaca su puerta tori adornada con una enorme cuerda de paja de arroz trenzada, de unos 13 metros de lago. Una de sus curiosidades es que está dedicado a Okuninushi–no–mikoto, deidad del matrimonio, por eso son muchos los japoneses que visitan este enclave con la intención de encontrar el amor.

Sentir la espiritualidad del Santuario de Ise

El Gran Santuario de Ise es uno de los recintos sintoístas más importantes de Japón. Este enclave forma parte del Parque Nacional Ise-Shima y está formado por dos recintos principales: el santuario interior, llamado Niku, y el exterior, Geku. En total, este complejo religioso está compuesto por 123 edificaciones sintoístas más, 91 de ellas conectadas con Niku y 32 con Geku. El entorno que lo rodea es sencillamente idílico y en él descansa uno de los Tesoros Imperiales de Japón: el Yata No Kagami, un espejo sagrado que representa la sabiduría y la honestidad.

Arte y tradición en el Templo de Naritasan Shinshoji

En el Templo de Naritasan Shinshoji tendremos la oportunidad de sumergirnos de lleno en el espíritu de Buda. Este recinto se alzó hace más de 1.000 años y una de sus mayores características es que diariamente aquí se celebra el ritual Goma, una ceremonia de purificación que se convierte en un auténtico espectáculo de fuego. ¡Una tradición digna de ver! El entorno en el que se sitúa este templo es asombroso y el conjunto en sí es una auténtica maravilla compuesta por varios edificios, pagodas y enormes puertas.

Dejarse llevar por el Templo Eikando

Imaginad un paisaje otoñal, con árboles de hoja rojiza y un encantador río en cuyas aguas se refleja un precioso puente de arquitectura nipona. Esta imagen de postal es lo que tendremos en el Templo Eikando (también llamado Zenrin Ji), un espectacular recinto budista que descansa a las faldas de la montaña Daimonji-yama. Pasear sin rumbo fijo por este emplazamiento, mientras contemplamos cómo los salones del recinto sagrado y otras construcciones se extienden por este territorio adaptándose al terreno desnivelado, será una auténtica experiencia zen.

Templo Sanjusangendo, hogar de Kannon

¿Preparados para descubrir uno de los templos más amplios de Japón? El Sanjusangendo, ubicado al este de Kioto, es una construcción tradicional que nos dejará sin aliento. Su amplia sala alcanza los 120 metros de largo, un hecho que la convierte en una de las más espaciosas del país. Una de sus curiosidades y que seguramente nos maravillará son sus 1001 estatuas de madera. Cada una de ellas es diferente, miden aproximadamente 1,60 metros y representan a Kannon, la diosa budista de la misericordia.

Templo Hase-dera, lugar de descanso

Uno de los templos más conmovedores de Japón es el Hase-dera, ubicado en la ciudad de Kamakura. Y es que al pasear por este bello enclave es habitual encontrarse con pequeñas estatuas jizo, que han sido colocadas a lo largo de todo el complejo por los padres que han perdido a sus hijos. Este recinto está dedicado a Kannon, la diosa budista de la misericordia y lo envuelve un entorno exuberante de flores, plantas y un bello estanque. En él descansa también una estatua de esta deidad, de más de nueve metros de alto, la cual tiene partes recubiertas de oro y cuenta con 11 caras. Las vistas que se tienen desde lo más alto de este recinto son un auténtico regalo, con una panorámica inigualable de Kamakura y su bahía.