La mejor forma de disfrutar de Suiza a lo grande es dedicar al menos un par de jornadas del viaje a conocer de cerca la increíble naturaleza helvética. Visitar alguno de sus parques nacionales, pasear por los senderos de sus bosques o sentarse a contemplar el paso del agua por sus cascadas es, sencillamente, una delicia.
Sin duda, uno de los enclaves más destacados de Suiza en lo que respecta a su naturaleza son las cascadas de Trümmelbach. Están situadas en el corazón del Valle de Lauterbrunnen, y están consideradas las cascadas subterráneas más grandes de Europa. Constituyen uno de los espectáculos naturales más increíbles de la Europa continental, y un destino más que recomendable para los amantes de la vida silvestre. Un espectacular ascensor sube por el interior de la montaña hasta donde se inicia un fantástico recorrido por senderos y pasarelas que van sorteando y rodeando diferentes saltos de agua e increíbles pozas. El Parque Natural Gantrisch es un espacio protegido que tiene mucho por descubrir: singulares especies de animales y plantas, extensas superficies boscosas, salpicadas con bonitos pueblos, protegidos por la impresionante cordillera de Gantrisch. Sus impresionantes rutas de senderismo y cicloturismo atraen a deportistas y amantes de la naturaleza y para los amantes de la acción, el Parque Natural Gantrisch cuenta con un circuito de pasarelas y tirolinas donde poder disfrutar de toda una experiencia. El Parque Natural del Doubs, por su parte, no es muy grande, pero tiene unos paisajes naturales verdaderamente interesantes, algunos de ellos parece que nunca han sido tocados por el hombre. Las montañas del Parque tienen senderos a diferentes alturas, de modo que, tanto ciclistas, como senderistas tienen la oportunidad de practicar sus deportes favoritos. Por esta red de senderos, no sólo se puede ver la variedad de flora y fauna local, sino unas murallas bajas que son típicas del uso agrícola que tenía, hace décadas, el parque.