Con algo menos de seis millones de habitantes, Dinamarca cuenta con una sorprendente colección de ciudades, pueblos y aldeas. Copenhague, su capital, constituye el más poblado y visitado de sus núcleos urbanos, pero toda la nación está llena de lugares preciosos y apasionantes que acercarse a conocer.
Uno de los principales encantos de Dinamarca es el reducido tamaño que tiene todo: la superficie del país (exceptuando la gigantesca Groenlandia) es de poco más de 40.000 kilómetros cuadrados. Quitando Copenhague, la capital, solo tres ciudades danesas superan los 100.000 habitantes: Aarhus, Odense y Aalborg. Aarhus es una de las ciudades más antiguas de Dinamarca. Recibió los derechos de ciudad en 1441, pero sus orígenes se remontan a mediados del año 700. Actualmente, la ciudad es un importante nudo ferroviario. Una de sus mayores atracciones turísticas es la Ciudad Antigua, que no es realmente el centro de la ciudad, sino una colección de casas antiguas trasladadas, piedra a piedra, desde diversos lugares de Dinamarca. Su monumento más representativo es la catedral de S. Clemens, la más antigua del país. Por su parte, Aalborg se encuentra en la región danesa con más horas de sol, y fue fundada en el s. X por los vikingos. Es una ciudad tranquila que, a principios del siglo XX, cambió por completo su aspecto al ser derribadas muchas de las casas de entramado de madera y reemplazadas por cientos de edificios modernos. Sus lugares más importantes son: la Catedral, (siglo XII); las casas renacentistas de Jens Bang y la de Jørgen Olufsens; la fortaleza Aalborghus Slot; o el antiguo monasterio del s. XV. Pero, sin duda, el lugar más emblemático es Lindholm Hoje, el cementerio vikingo, con 700 tumbas vikingas y de la Edad de Hierro. En lo que respecta a Odense, podemos decir que su nombre significa, literalmente, “la ciudad de Odín”, y que es la capital de la isla de Fionia. Es la ciudad natal de Hans Christian Andersen y una de las ciudades más antiguas de Dinamarca. Cerca de Odense hay numerosas industrias, entre las que destacan uno de los mayores astilleros de Dinamarca, un importante mercado de flores y una destilería. Además de la ruta de Hans Christian Andersen, los lugares más emblemáticos de la ciudad son: la catedral gótica de San Canuto; el museo de Carl-Nielsen; el de ferrocarril, y el Ayuntamiento.