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Siguiendo el rastro de Buda

La espiritualidad hecha arquitectura

La tradición budista, a diferencia de otras religiones, se caracteriza, entre muchos otros elementos, por la profusa decoración de sus templos y edificaciones sagradas. Colores llamativos como el rojo, gran cantidad de piezas doradas, puntiagudas estupas y recargados mosaicos dan forma al hogar de Buda. ¿Preparados para conocerlos?

Se dice de la capital de Tailandia que es una ciudad que nunca duerme. A pesar de su bullicio y de su carácter cosmopolita, Bangkok ofrece una cara mística a través de sus templos, una espiritualidad que se palpa en el aire y que podremos descubrir nosotros mismos. Los más populares y vistosos se encuentran dentro del recinto del Gran Palacio y en sus alrededores, por lo que en este territorio uno puede sumergirse de lleno en la cultura budista. En regiones como Pattaya o Phuket nos toparemos con edificaciones religiosas que desprenderán una calma y tranquilidad única y que nos invitarán a entrar en ellas, a poner la mente en blanco y dejarnos llevar. Si la ruta escogida es hacia el norte del país, es obligada una parada en los parques históricos de Sukhothai y Ayutthaya para visitar y conocer de primera mano el esplendor del antiguo Reino de Siam a través de las ruinas de sus templos.

Los templos más admirados

El templo del Buda Esmeralda

Dentro del recinto del Gran Palacio de Bangkok se encuentra el Templo del Buda de Esmeralda, el recinto budista más relevante del país y que custodia una de las figuras más sagradas. Conocido por los tailandeses como el Wat Phra Kaew, en este enclave nos encontraremos con una construcción tradicional, de gran ornamentación y multitud de pequeños detalles decorativos. Construido durante el reinado de Rama I, en el año 1785, alberga la estatua que para los locales es todo un icono del país, la del Buda Esmeralda. Se trata de una pequeña imagen en piedra de color verde que se presenta sentada sobre un pedestal dorado. Existe la creencia de que es la imagen de Buda más antigua conservada en la actualidad, por esta razón es una pieza muy adorada por los tailandeses.

El templo del Amanecer

A la orilla del río Phraya descansa el majestuoso templo del Amanecer o Wat Arun. Es una de las paradas más recomendables durante la visita a Bangkok, pues es un lugar ideal para refugiarse de sus ajetreadas calles y encontrar la calma y serenidad. Este recinto religioso cuenta con una torre central de grandes dimensiones, de unos 80 metros de alto y a la que se puede subir para contemplar las fascinantes vistas del río. Está flanqueada por cuatro torres más pequeñas que parecen protegerla. La silueta de este templo es visible desde muchos puntos de la capital y admirarlo desde la orilla contraria del río al anochecer es uno de los mayores espectáculos que ofrece la ciudad. De noche, su iluminación le confiere una apariencia dorada que le proporciona todavía más encanto.

El templo de Buda reclinado

Próximo al Gran Palacio y al templo del Amanecer se ubica el templo de Buda reclinado o Wat Pho. El recinto, construido durante el periodo del rey Rama I, no destaca por su vistosidad ni por la originalidad de sus edificaciones, sin embargo, se trata de una de las visitas más recomendadas de Bangkok, pues en su interior descansa la estatua del Buda reclinado más grande de Tailandia. Se trata de una imagen de Buda tumbado sobre su costado, la cual alcanza unos 46 metros de longitud y 15 metros de altura y está encajada al milímetro dentro de un templo. Esta escultura es deslumbrante. Destaca por sus enormes dimensiones y por estar revestida en un reluciente pan de oro. A parte de contemplar esta fascinante obra religiosa, en el mismo templo también tendremos la oportunidad de formar parte de una de las tradiciones budistas más míticas: la de repartir limosna. Mediante unos cuencos dispuestos en una de las partes del recinto y unas cajitas con monedas, podremos llevar a cabo esta acción cogiendo una de las urnas y depositando el dinero en los recipientes.

El Wat Mahathat

En la región de Ayutthaya se encuentra uno de los templos más visitados y fotografiados de Tailandia. Este recinto data del siglo XIV, pero conviene saber que fue quemado durante la invasión birmana del siglo XVII. Hoy en día todavía se conservan sus ruinas, salvo algunas de sus partes han sido restauradas, por lo que nos resultará fácil imaginarnos cómo debía ser este monumento en su mayor apogeo. Si bien, cabe señalar que el principal atractivo de este templo es la famosa cabeza de Buda en piedra que descansa entre las ramas de un árbol, una de las imágenes más reproducidas del país y que cada año congrega a millones de visitantes dispuestos a admirar tan curiosa figura.

El Santuario de la Verdad

Una de las construcciones más peculiares de Tailandia la encontramos en la región costera de Pattaya y es el Santuario de la Verdad. Pese a ser un lugar enfocado a las visitas turísticas, un alto en este emplazamiento merece la pena, ya que aquí es donde podremos apreciar una extraña y curiosa arquitectura que combina las tradiciones budista e hinduista. Alzado en una posición elevada al lado de la costa, este recinto está construido completamente en madera tallada. Empezó a edificarse durante los años ochenta del siglo pasado, pero todavía hoy se presenta inacabado, por lo que es habitual encontrarse con trabajadores tallando madera de forma artesanal y minuciosa. El promotor de este espectacular complejo fue el tailandés Khun Lek, quien quiso materializar con esta construcción, la visión de la Tierra, así como la sabiduría y filosofía orientales. Interesante, ¿no creéis?

El Gran Buda de Phuket

La imagen de Buda es un símbolo identitario del país y podemos encontrar su representación en cualquier rincón. Puede que éste sea uno de los elementos que más llame nuestra atención, no solo por el misticismo que lo envuelve, sino también por su exotismo, las diferentes formas en las que se representa y las diversas interpretaciones que se hacen en cada una de las figuras. Una de las imágenes icónicas de la isla de Phuket, e incluso de todo Tailandia, es la que simboliza el Gran Buda, una estatua de 45 metros de alto, situada sobre una colina, esculpida en brillante mármol blanco. Su construcción se inició en el año 2004. No obstante, a día de hoy todavía se encuentra inacabada, pues su reforma se lleva a cabo con los fondos obtenidos a través de donaciones. La espectacularidad de esta imagen nos dejará atónitos. Uno de los atractivos de esta joya arquitectónica es su ubicación, pues al estar situada en la cima de una pequeña colina, goza de unas vistas privilegiadas. Sin duda alguna, el contraste del color blanco de Buda con el azul turquesa del mar como telón de fondo, es una estampa idílica que querremos retener en nuestra memoria.