Las gigantescas dimensiones de Rusia hacen muy difícil dibujar un retrato de sus habitantes, de su geografía física o de sus ciudades. Lo que sí podemos decir, sin embargo, es que entre sus cientos y cientos de núcleos urbanos podemos encontrar al menos un par de docenas que merecen una detenida visita.
Más de la mitad de los viajeros que eligen Rusia como destino de unas vacaciones especiales se limitan a visitar Moscú y San Petersburgo. Sin duda, debido al tamaño del país, esta es una opción muy recomendable. No obstante, aquellos que sientan el deseo de repetir, y de profundizar un poco más en el conocimiento de la gran Rusia, tienen a su disposición una enorme lista de ciudades que, al igual que Moscú y San Petersburgo, pueden hacer las delicias de los más exigentes. Por ejemplo, Novosibirsk, parada del Transiberiano y capital de Siberia. Es una ciudad cosmopolita con museos, teatros y restaurantes, y una ciudad joven, nacida como consecuencia de la expansión del ferrocarril hacia Asia Central y el Lejano Oriente. Debido a su juventud, no cuenta con el patrimonio histórico y artístico de otros lugares del país. Sin embargo, es un foco cultural de primera magnitud en toda la Federación Rusa, como lo atestiguan sus numerosos museos y teatros y una programación musical de mucha calidad. Ekaterimburgo, donde se unen Europa y Asia, es un lugar místico que, a partir de un pueblo de mineros, se ha convertido en la cuarta ciudad más importante de Rusia. Ekaterimburgo es una ciudad llena de misterios que parece vivir en varias épocas a la vez. En esta ciudad se encuentran edificios ultramodernos junto a edificios de los siglos XVIII y XIX y de la época soviética. En el centro histórico, pintada en el suelo, hay una línea roja y siguiéndola se pueden ver los lugares más interesantes de la ciudad. Nizhni Nóvgorod, en la confluencia de los ríos Volga y Oká, es la quinta ciudad más poblada del país. Parada típica del Transiberiano, Nizhni Nóvgorod tuvo su apogeo industrial durante los años 60 y 70. Es moderna, pero a la antigua y también es antigua, pero bonita. Algunos de los lugares que no debemos perdernos en esta ciudad son: la iglesia de la Natividad de Nuestra Señora, el Kremlin, la calle Ulitsa Bolshaya Pokrovskaya, la escalera de Chkálov o la Catedral de Alejandro Nevski. El centro histórico de Samara, una de las ciudades más grandes de Rusia, a más de mil kilómetros de Moscú, situada en el margen izquierdo del Volga, es un auténtico museo al aire libre con edificios antiguos de madera. Las principales atracciones en Samara son las iglesias ortodoxas, dos mezquitas, una sinagoga judía, iglesias católicas y protestantes, el Zoológico, el Jardín Botánico de la Universidad, el bunker de Stalin, el terraplén del Río Volga, o la iglesia del Sagrado Corazón.