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Lille

Bienvenidos al norte

La ciudad reivindica ser la cuarta metrópolis en importancia de Francia y es, desde el año 2004, Capital Europea de la Cultura, un referente del turismo cultural. Lo avalan eventos como los festivales Lille 3000 o el Lille Art Fair pero basta callejear por el centro para darse cuenta de ello.

Pasear por las calles peatonales de su barrio histórico es un viaje en sí por sus fachadas flamencas o sus numerosos monumentos. La Vieja Bolsa ubicada en la plaza a la que da nombre, es un edificio barroco flamenco que data del siglo XVII y se considera una de las joyas de la parte vieja de la ciudad. En su patio hay vendedores de flores, de libros de segunda mano o jugadores de ajedrez. Observarlos es un espectáculo. En el centro de la Gran Plaza se levanta la columna de la Diosa, rodeada de bellos edificios y también destacada por ser uno de los lugares más animados. El palacio gótico de Rihour, la plaza del teatro de la Ópera o el campanario de la Cámara de Comercio son sólo algunas de las paradas obligatorias de esta ciudad. Además, desde el 2012, Lille alberga el segundo museo más grande de Francia tras el Louvre: el Palacio de Bellas Artes. Vale la pena visitar el museo del Hospicio Comtesse, ubicado en un antiguo hospital del siglo XIII, donde se puede ver cómo era una de las salas de los enfermos, la capilla, el edificio de la comunidad o el dormitorio. Mandó su construcción Juana de Flandes en el año 1237 y hoy es un conocido museo de arte flamenco. ¿Sabíais que, con sus 48 museos, es la región con más alta concentración de museos por habitante del país? Una recomendación para ir a Lille es hacerlo durante el primer fin de semana del mes de septiembre, ya que se celebra la famosa braderie de Lille, un mercadillo que ocupa más de 100 kilómetros de calles.