¿Por qué elegir Dinamarca como destino de un viaje irrepetible? Por un millón de motivos, tantos como encantos atesora este país, como espacios naturales capaces de hacernos sentir un poquito más felices y como rincones bonitos, interesantes y totalmente impregnados de la irresistible esencia danesa. ¡Así de sencillo!
Cuando pensamos en Escandinavia en general y en Dinamarca en particular, la primera sensación que acude a nuestra mente es de frío, ¿verdad? No tanto por el carácter de sus habitantes sino por las duras condiciones climáticas de la Europa septentrional. Sin embargo, después de haber pasado unos días en este extraordinario país, y de haber recorrido sus ciudades, sus espacios naturales y sus imponentes castillos y palacios, esa percepción cambia radicalmente, y se torna en una calidez reconfortante, en una agradable sensación de estar como en casa. Así es Dinamarca, una nación fría por fuera pero cálida y amable por dentro. A pesar del reducido tamaño del país, hay muchos lugares interesantes y atractivos que ver en Dinamarca. Por ejemplo, sus ciudades, con Copenhague, la capital, a la cabeza. Pequeños y coquetos núcleos urbanos por los que pasear tranquilamente es una verdadera delicia. O su patrimonio histórico y cultural: hasta siete enclaves daneses han sido declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. O su extraordinaria naturaleza, que ofrece al visitante experiencias inolvidables en parques nacionales, en frondosos bosques o junto a la orilla del mar. O su deliciosa gastronomía, o su animada vida social, o su conciencia medioambiental, o su amplio catálogo de actividades para los más pequeños… Hay tantas cosas que ver en Dinamarca que, en resumen, es un pequeño gran país, con muchísimo más para ofrecernos de lo que podríamos imaginar. Encantador, hospitalario y tremendamente bonito. Y en este preciso instante está abriéndonos sus puertas para que vayamos a conocerlo.