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Un vistazo a las ciudades estonias

Vibrantes núcleos urbanos

Además de Tallin, hay numerosas ciudades dentro del territorio estonio que merecen toda nuestra atención y cariño. Nos referimos, por ejemplo, a Tartu, a Pärnu, a Narva, a Vijandi, a Rakvere, a Kuressaare o a Otepää.

Por mucho interés y muchos atractivos que tenga su capital, el encanto de Estonia no termina en Tallin. A lo largo y ancho del territorio nacional podemos encontrar un gran número de ciudades que bien merecen una visita… ¡O dos! Las tres más importantes son Tartu, Pärnu y Narva. Tartu es, sin duda, una de las ciudades más bonitas de Estonia, y está considerada el centro cultural del país. Da la sensación de haberse quedado detenida en el siglo XIX, con sus casas señoriales, palacios, fincas y edificios singulares como el castillo Alatskivi. Todo ello en un entorno de bosques, grandes parques y pequeños lagos. Es una ciudad con un bonito y tranquilo centro para pasear sin prisa admirando lugares como la Plaza de Raekoja, el Ayuntamiento, la fachada neoclásica de la Universidad, la Catedral de San Pedro y San Pablo, la Casa Inclinada o un excelente museo de la cerveza. Pärnu, por su parte, es una ciudad antigua y pintoresca, sinónimo de salud, gracias a sus antiguos balnearios ahora convertidos es spas. Es el lugar típico de veraneo en Estonia por su playa de arena blanca. Su casco histórico, sus terrazas engalanadas de flores y su buena gastronomía son atractivos más que suficientes para visitar esta ciudad, en la que podemos admirar el Ayuntamiento, la Torre Roja, la Iglesia de Santa Catalina, Villa Ammende, el Castillo de Paide y la atractiva Calle Rüütli, con sus casas de ladrillo rojo. Por último, de Narva podemos decir que es la tercera ciudad de Estonia y una de las que más sufrieron durante la II Guerra Mundial. En la actualidad tiene un aspecto moderno, marcado por las centrales eléctricas y su rapidísima industrialización. El Ayuntamiento es el único edificio antiguo que no fue dañado durante los bombardeos. Entre los lugares que podemos visitar en Narva se encuentran el Museo Municipal, la fortaleza, la Catedral de Alexander y la de la Resurrección de Cristo y el castillo, donde se celebran conciertos, espectáculos teatrales, festivales de música y de arte.

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Vijandi

Viljandi es la ciudad más montañosa de Estonia, conocida, especialmente, por sus bellezas naturales y su vida cultural, además de poseer agradables cafés y buenos restaurantes. Algunas de las visitas más interesantes son: la iglesia de St. John, el Ayuntamiento, la Torre del Agua y el Reloj, la iglesia de san Juan y el puente colgante, que es el símbolo de la ciudad. Hay también una bonita playa en la que se puede alquilar un barco para dar un agradable paseo por el Lago Viljandi.

Rakvere

Viajar a Rakvere es como viajar en el tiempo, una ciudad entrañable, donde podemos ver edificios de madera, un imponente castillo que guarda la ciudad y vivir experiencias distintas. En Rakvere es muy sencillo olvidarse de la rutina paseando por sus calles ya que, en cada rincón de esta ciudad, se respira paz. Algunos de sus lugares emblemáticos son el castillo medieval, el toro de Rakvere, la calle Pikk o su interesante museo etnográfico.

Kuressaare

Kuressaare es una ciudad que sorprende por su hermosura y tranquilidad. Famosa por sus estaciones termales, con unos agradables alrededores, un centro de lo más pintoresco y muchos lugares históricos y edificios interesantes. El lugar más emblemático de la ciudad es, sin duda su castillo episcopal en el que se encuentra el Museo de Saaremaa. Además, no debemos dejar de visitar los molinos, el faro de Sörbe, las iglesias de Saint Lawrence y san Nicolás, o pasear por la calle Mayor.

Otepää

A Otepää se va, tanto a descansar, como a disfrutar de cantidad de deportes de invierno, como el esquí o unos interesantes paseos con raquetas de nieve para disfrutar de los increíbles paisajes nevados que rodean la ciudad. Otepää es, con razón, la capital de invierno de Estonia, en la que podremos experimentar sensaciones tales como escuchar el sonido del silencio. Desde el punto de vista histórico y sentimental Otepää fue el primer lugar en el que ondeó la bandera de Estonia.