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Cuzco

Visitar la Roma de América

A los pies de la cordillera de los Andes y castigada por fuertes seísmos a lo largo de su historia, la ciudad de Cuzco era una obsesión para el colonizador Francisco Pizarro. Pero cuando él y sus tropas evangelizadoras llegaron a Cuzco, la ciudad ya atesoraba una gran historia.

Hoy en día, la actividad turística cuenta con una especial relevancia en la economía de la metrópoli. De hecho, tras el terremoto de 1950 y la consiguiente destrucción de más de un tercio de sus edificios, se activó la industria hotelera y el crecimiento urbano. El resultado es el Cuzco de hoy, la urbe más visitada por turistas en Perú. El viajero debe buscar de entrada el barrio de San Blas. Allí es donde uno se puede asegurar buenos souvenirs, en sus empinadas y estrechas callejuelas nos toparemos con multitud de artesanos y talleres. Entre el barrio de San Blas y la Plaza de Armas está la calle Hatun Rumiyuq, para contemplar uno de los grandes misterios de la ciudad, formando parte de la pared, los turistas se agolpan para ver y fotografiar la ‘piedra de los doce ángulos’. La Catedral de Cuzco se construyó entre 1560 y 1664. Está hecha de piedra que provenía de asentamientos incas y de granito de color rojo, lo que le confiere un aspecto único. Contemplaremos enseguida su plano renacentista aunque en su interior también presenta zonas tardo-góticas, barrocas y platerescas. Sus altares son de madera tallada. A pesar del propósito evangelizador de su construcción, la catedral conserva un monolito que representa al dios inca de Viracocha. Pero para homenaje a los incas, el del centro de la Plaza de Armas donde se erige el Monumento al Inca. Festividades incas y religiosas tienen este emplazamiento como lugar de celebración. La mejor muestra del barroco colonial la encontraremos en la Iglesia de la Compañía de Jesús. Los jesuitas iniciaron su construcción en 1576. Piedra tallada en sus paredes y altar mayor con madera tallada revestida de pan de oro. ¡Para no perdérsela! Merece mención especial el Coricancha. Este fue el santuario más importante dedicado al dios Sol en la época del Imperio Inca. Allí sigue aunque al llegar comprobaremos que sobre él, sobre su estructura, se construyó el Convento de Santo Domingo, de estilo renacentista. Cuzco fue el centro del culto estatal al Sol. Lo decidieron los incas y toda la historia que vino después ha respetado la orientación de la ciudad, toda buscando el sol.