Nagoya es innovación, pero también está muy ligada a sus costumbres. Esta metrópoli fue una de las más afectadas por los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, ya que se destruyeron muchísimos de sus edificios históricos. No obstante, estas construcciones fueron restauradas y cuando los viajeros se topen con imponentes templos como el de Osu kannon o castillos como el de Ngoya, se quedarán totalmente enamorados de este lugar.
Una de las curiosidades respecto a este territorio es que la ciudad empezó a desarrollarse en el siglo XVI gracias a Tokugawa Leyasu, fundador de la dinastía de shogun Tokugawa, y lo hizo alrededor del castillo de Nagoya, que sirvió de residencia fortificada para sus descendientes.
Sin duda alguna Nagoya es una localidad con personalidad. Su parte tradicional es exquisita y su lado más futurista es alucinante. La zona más moderna es Sakae, un barrio situado en pleno centro de la ciudad ideal para pasarse, comprar en los centros comerciales o grandes almacenes y pararse a degustar las delicias tradicionales en los numerosos restaurantes y puestecitos locales. Un lugar lleno de vida que todavía sorprende más por la noche, momento en que todo está iluminado.
